Ellos son los que, quizás, menos se destacan en cada competencia. Pero el aporte silencioso que realizan resulta vital y clave para los competidores. Son los auxilios, quienes conforman un grupo numeroso, o no tan numeroso en ciertos casos, pero que se mueven en la ruta y están atentos a cada inconveniente que puedan sufrir sus “mimados”.
Trabajan sin descanso antes, durante y después de cada competencia. El grupo de colaboradores se moviliza en dos vehículos en la ruta (lo permitido por la organización), mientras el resto se reparte a lo largo y ancho del recorrido para abastecer de agua a los ciclistas de sus equipos.
Y ese aporte resulta fundamental, porque con las altas temperaturas que se registraron durante los primeras tres etapas, el líquido para los ciclistas es valorado gratamente por los competidores. Después, existen los otros, los que tienen que estar atentos cada vez que algún integrante del equipo sufre una pinchadura o desperfecto en su bicicleta. Actúan de inmediato y en cuestión de segundos ponen nuevamente al competidor en la carrera. También sirven de informantes o transmisores de las indicaciones de los técnicos a los competidores.
Los más numerosos se encuentran los de la Agrupación Virgen de Fátima, los auxilios de la Municipalidad de Pocito o los del Sindicato Empleados Públicos. Los que tienen que realizar mayor trabajo por ser menos en cantidad, resultan los de la Selección Argentina, que cuenta únicamente con dos movilidades y no tienen puestos de abastecimiento en las rutas.
Por eso el trabajo de ellos en cada competencia, así como es valorado por los propios competidores, también merecer ser destacado por ser un apoyo fundamental para que los ciclistas, arriba de las maquinitas de acero, puedan cumplir con el objetivo en cada etapa.

