Tres goles, dos expulsiones, apenas dos jugadas de peligro en 90 minutos. Detalles de una derrota que desnudó muchas más cosas que solamente haber dejado el invicto como local para San Martín. Este mismo San Martín dio tres pasos para atrás en lo colectivo, en lo futbolístico y en lo anímico. De aquella sólida formación que arrancó matando contra Aldosivi, hoy poco queda. Demasiados errores, muchas desconcentraciones y una anemia futbolística que conspira contra sus aspiraciones han llevado a que este tropezón contra Banfield sea el gran primer llamado de atención de la temporada. El rumbo parece incierto por lo que genera el equipo en defensa, en el medio y en el ataque. Hoy, más que el esquema, los problemas sanjuaninos parecen estar por el lado de los nombres porque no se explica cómo Gastón Caprari es un ilustre ausente en el entramado ofensivo de un San Martín que no lastima ni con Vizcarra ni con Martiñonez. O cómo es que Lucas Salas tiene sólo media hora de partido para hacer pesar su frescura. En el medio, la exasperante lentitud de Pérez le quita vértigo a lo el resto propone. En la defensa, los laterales no pesan cuando atacan y se hacen previsibles y fáciles para la marca. Demasiadas cosas para mejorar en un equipo que parece haber involucionado conforme fueron pasando las fechas. Hay tiempo y hay material, solo falta decisión.
Tres pasos para atrás en la senda verdinegra

