Con Pablo Del Vecchio en el rol de figura excluyente del partido y haciendo de la contundencia su principal virtud, Desamparados pisó fuerte ayer en Río Negro ante Cipolletti, en un partido válido por la 13ra. fecha de la zona C del Argentino A. Derrotó 1-0 a domicilio nada menos que al campeón del Apertura y así tomó aire respecto de la tabla general que define promociones y descenso. Como plus, se ilusiona con la pelea por clasificar a la siguiente ronda donde pasan los dos mejores terceros de cada zona y el Víbora está tercero en su grupo, aunque no le da para clasificarse (suman 19 puntos los otros dos terceros). Para tener una noción de lo que fue el triunfo en el Sur del país, Sportivo le quitó un invicto a Cipolletti de nada menos que ocho juegos en su casa (cinco victorias y tres empates).

El técnico Ricardo Dillon metió mano en el equipo cerca del partido y decidió incrementar la marca en el medio. Por eso ingresó Salinas como titular y sacó a Garrido. Le peleó de igual a igual la posesión del balón al local que llegaba tras un 0-4 ante Villa María de Córdoba. En ese parcial, el trámite fue parejo y Sportivo tuvo las más clara a los 39′ con un cabezazo de Piacenza que dio en el travesaño, tras un centro de Lima. Antes Sánchez estuvo cerca pero le faltó precisión en el pase a un compañero. Cipolletti sólo incomodó con un cabezazo de Carou que salió desviado.

El complemento fue bien distinto. Los rionegrinos predominaron en el campo de juego y fueron generando chances claras para marcar. Berra a los 5′ provocó la primera gran tapada de Del Vecchio. Aunque a los 11′, Piacenza hizo estallar a Puyuta con un tiro libre que finalmente se desvió en el camino en el propio Berra. Desde entonces, Cipo se vino con todo. El uno puyutano le ahogó los gritos a Padua en dos ocasiones y a Carou en otra. El palo también fue aliado del triunfo sanjuanino ya que Solanas se topó con este obstáculo cuando su remate de tiro libre iba a terminar en empate. Con el juego claramente abierto, ingresó Garrido y casi lo liquidó, aunque su remate fue algo defectuoso. El final resultó dramático, pero valió la pena. Con cinco partidos por delante para cerrar la fase regular del Clausura, el equipo de Dillon está vivo. Se quitó gran peso por la presión de estar acechado por la Promoción y se permite soñar. Al fin y al cabo luego de un triunfo tan importante como el de ayer, el crédito está más abierto que nunca.