"¡Che!. El diez de San Martín, ¿cómo se llama? Es un fenómeno ese pibe, eh". Tono bien porteño para semejante afirmación y pese a ser el policía que impedía el ingreso al vestuario visitante el hombre de azul entiende de fútbol. El que lleva la decena en la espalda es Leandro Becerra, un cordobés que llegó en silencio a San Martín, y que partido a partido demuestra que es de otra categoría. Que como decían en la platea del Calamar "tiene otra velocidad".
Chucho, como lo apodan desde chico debido a uno de sus hermanos, hizo estragos en la defensa local cada vez que encaró. Su gambeta dejó en más de una ocasión desairado al Negro Martínez, un lateral que tiene en su currículum nada menos que haber jugado en Independiente, Boca y River. De hecho, fue el que comenzó la jugada que derivó en el empate del Verdinegro.
"Fue un partido duro. Pienso que no estuvimos finos con la pelota y eso nos jugó en contra. Lo más importante fue que lo empatamos rápido y así no dejamos que ellos se agrandaran ante su gente", analizó el cordobés quien llegó a préstamo y por un año a Concepción desde Belgrano de Córdoba.
Becerra tiene la gran virtud de saber cubrir la pelota con su cuerpo y por eso es habitual que lo rivales reboten contra su cuerpo, tal cual les pasó ayer a Duarte y Martínez. En la segunda mitad estuvo a punto de darle el triunfo al equipo sanjuanino pero el arquero Sánchez le tapó su zurdazo. "Es un punto importante por ser de visitante. Nuestra misión es ganar de locales", cerró el diez con su habitual amabilidad y quien despertó la admiración hasta de los policías en la tarde infernal en Vicente López.