Se destacó en época de grandes. Corrió con Vicente Chancay y el Payo Matesevach.

Un par de anécdotas lo emparentan con los dos grandes ídolos del ciclismo sanjuanino. En su debut, una Mendoza-San Juan, Vicente Chancay frenó su "atrevido" ataque en el velódromo. "Con un leve movimiento me sacó de línea y rodé. Era un grande, sabía todos los secretos", contó Gómez. Familiero confeso, "El Yaya" cuenta que en uno de sus viajes a Europa compartió habitación con el "Payo" Matesevach. "Nos desvelábamos hablando de la familia, los dos éramos muy fanáticos de la familia. Conmigo fue muy generoso, aprendí mucho de él", amplió.

Quien entre sus muchas victorias tiene cuatro clásicas: las Doble Calingasta de 1977 y 82 y, las Mendoza-San Juan de los años 1982 y 85, comentó que el mejor premio que recibió en una carrera fue un automóvil. "En 1979 estaba corriendo la temporada en Mendoza y Cimino, el propietario de El Pollito de Oro, estaba cansado que Escalante (Roberto) le ganara en la mayoría de las carreras. Yo andaba bien y sabía que podía ganarle, venía la Doble Villavicencio y me preguntó que quería como premio si le ganaba. Yo me había quedado sin automóvil y le pedí uno, no le dije marca ni modelo. Vino la carrera que tiene una subida muy pronunciada y gané la carrera en un mano a mano tremendo con Escalante. Pasó una semana y me regaló una coupé Torino 1978, estaba en hojita. Acá en San Juan había sólo dos, una era de don Antonio Gallerano. No tengo duda que ese fue el mejor y mayor premio que recibí en una carrera", comentó Gómez.

Consultados sobre el nombre de uno de algunos de sus rivales con los que tuvo el placer de correr, no dudó: "Vicente, el Payo y el Cacho Bustos", eran grandes en serio, pero le reitero en esos años, con equipos de cuatro ciclistas, habían 40 posibles ganadores en pelotones de 60, no como ahora".