El Dakar volvió a regar con su encanto la tierra sanjuanina. Las ganas de ver el paso de los competidores fue más fuerte que la calurosa jornada, para unos 25.000 sanjuaninos que, según Gendarmería, estuvieron en alguna de las 3 zonas de espectadores en el departamento Sarmiento, en Barreal, la ruta 40, Avenida Circunvalación o en el vivac emplazado en el autódromo El Zonda.

El sabor más intenso del rally más peligroso y famoso del mundo se vivió en las zonas de espectadores, el contacto directo con las máquinas acelerando a fondo, tomando curvas cerradas o trepando cerros. Y hasta la aparición de la primera moto fue sorpresiva. En ’El Acequión’, el cordón humano al costado de la huella por la que pasarían los participantes aguardaba que a las 11.20 aproximadamente vieran al primer competidor y muchos tuvieron que correr a buscar la cámara cuando escucharon el sonido que presagiaba el primer encuentro a las 10.45. El inglés Sam Sunderland ’desfiló’ durante menos de medio minutos delante de ese kilómetro y medio de flashes y saludos y dejó la estela de tierra, como el efecto final de un truco de magia. Justamente que ’la función’ haya sido tan corta fue lo que querían ver los sanjuaninos y los visitantes de otras provincias. Así fueron pasando las motos y la ansiedad fue creciendo por ver el primero de los locales, el ’Puchi’ Alberto Ontiveros, quien recibió una ovación 4 minutos después del mediodía cuando pasó por ese sitio.

Como es la cuarta edición que el Dakar pasa por San Juan, no fue la misma cantidad de gente que concurrió a la cita como en la primera edición, pero la intensidad no fue menor. Incluso ya sabía de los tiempos y de otros condimentos del rally, como saludar siempre el paso de alguno de los helicópteros, no vaya a ser que justo sean filmados en ese momento y luego aparezcan en el resumen televisivo.

Otros clásicos fueron como en cada sector el público comentaba el paso de los vehículos más veloces de cada categoría y alentaba a los rezagados. Así, mientras el español Coma y el francés Despres eran rápidamente reconocidos, otros como el mongol Batbold Khadbaasan simplemente recibía aliento por pasar con más de 4 horas de retraso respecto a las primeras motos y el argentino Lucas Bonetto buscaba volver con su quad al recorrido original en la zona de espectadores de Pedernal y el ruso Nikolaev se metía a todos en el bolsillo cuando hacía sonar su bocina en el paso de la Quebrada de las Flechas.

El intenso calor provocó que luego del paso de los primeros camiones, comenzara el paulatino regreso de los espectadores, mientras el boca a boca iba transmitiendo los datos deportivos: el golpe y abandono de Patronelli, el triunfo de los españoles Barreda Bort en motos y Nani Roma en autos, la buena performance de los sanjuaninos Ontiveros y Martínez y lo dura que fue la competencia para los pilotos. Las sombrillas y gasebos iban borrándose de las postales. El Dakar volvía a dejar más que satisfechos a sus seguidores. San Juan volvía a demostrar su amor incondicional con un espectáculo único.