Arsenal venció anoche por 1 a 0 a San Lorenzo, en Sarandí y progresó en el campeonato de la misma manera que su vencido agudizó una crisis que ahora tiene definitivamente incorporada en el terreno de la discusión la continuidad de su entrenador, Diego Simeone.

La falta de gol, uno de los grandes problemas que afronta San Lorenzo, alcanzó su punto culminante al registrar la peor racha histórica sin convertir en condición de visitante (cuatro).

En cuanto al juego en sí, Arsenal tomo el protagonismo de las acciones en el primer tiempo liderado por un inspirado Poggi y el gol conseguido por Aguirre. Y así el equipo de Burruchaga supo trabajar los tiempos del partido favorecido por ese gol prematuro.

En el segundo tiempo Arsenal se afirmó y controló el balón lejos del arco de Campestrini. Sin embargo, la falta de claridad de los hombres visitantes mantuvieron alejadas las chances concretas de que San Lorenzo llegara al empate.

Solamente el ingresado uruguayo Emiliano Alfaro (reemplazó a un Leandro Romagnoli demasiado alejado de su mejor versión futbolística) fue capaz de crear cierta zozobra a la última línea de Arsenal, que se defendió con relativa solvencia en el centro y con mayor eficacia en los costados.

Así, mientras San Lorenzo se debatía entre la impotencia de sus atacantes y los gritos hostiles de los hinchas contra el técnico Diego Simeone, Arsenal seguía realizando su negocio, ese que lo terminó depositando en el sexto lugar del campeonato con 17 unidades, a siete del líder y vecino Independiente.

Mientras tanto los azulgranas comparten las últimas posiciones del campeonato con Boca Juniors, nada menos, ambos con 11 unidades. Una prueba más de la compleja realidad de los grandes venidos a menos en el fútbol argentino.