Todavía la emoción y la felicidad se le notaban en su rostro aunque ya no era con tanta euforia como el día anterior.

Veinticuatro horas después de consagrarse ganador por segunda vez en la Vuelta Ciclística a San Juan, Daniel Zamora, el ciclista de la Agrupación Virgen de Fátima, recibió a DIARIO DE CUYO en su casa, sin dudas su lugar en el mundo. Entre risas y rodeado por sus familiares, recordó lo que será para él un momento inigualable en su vida.

Alegría, carisma, sencillez y mucha humildad, son las principales características que describen al hombre que hizo emocionar a las casi 200 mil personas que vivieron la última etapa en el anillo de Avenida de Circunvalación, el pasado domingo. Con dos hermanas menores, Zamorita es el regalón de su casa, el centro de atención a la hora de la risa y también el que más se extraña en su ausencia. Y sí, con sus 25 años y su corta estatura, la “Pulga” aparenta ser el menor de sus hermanas y más a la hora de poner en acción su otro aspecto, el de las bromas.

“No cambio por nada del mundo lo que estoy viviendo. Creo que a cualquier persona le gustaría vivir un momento así, por eso trato de aprovecharlo al máximo”, abrió el ciclista de 25 años que comenzó la entrevista serio, pero después con más confianza, deleitó con sus ocurrencias.

“Soy tímido y caradura a la vez”, se autodescribió el piquetero. Lo primero porque no le gusta dar notas sino está en confianza y lo segundo “porque soy muy entrometido y demasiado indio”. Y esa justamente es la característica que, según su familia, es la que más lo identifica: “Me encanta molestar a mis hermanas y con mi mamá soy muy pesado. Siempre estoy encima de ella. En cambio a mis hermanas las molesto para que se enojen. Eso me vuelve loco”, contó Zamorita entre risas. Su hermana, Micaela (18) le dio la razón y también lo describió: “Tiene 25 años pero por sus comportamientos parece un niño. Es muy buena persona, muy humilde y muy sencillo.

Es demasiado molesto pero siempre anda contento, es muy raro que lo veas de mal humor y si anda enojado no es de demostrarlo”, aseguró. A su vez, Micaela admitió que cuando el hermano mayor se ausenta, se siente demasiado. “Es pesado, pero cuando no está, se extraña. Sufrimos muchísimo cuando él se fue a correr a Francia, en esta casa no había risas, gritos, ni música fuerte. Mi mamá es la que mas lo extrañó porque es como un niño chico para ella, el más regalón”, contó.

Fueron seis meses, pero para Zamora el paso por el Cycliste Bisontine después de conseguir por primera vez la Vuelta a San Juan 2011, significó mucho tiempo estar lejos de su familia, de su casa y de sus mascotas. El ciclista admitió que gran parte de la decisión de no seguir, fue por la familia. “Recién me bajaba del avión y ya me quería volver. Igual fue una experiencia muy linda, lo que pasa es que acá me mañosean mucho. Allá me encontré solo y sentí que ese estilo de vida no era para mí. Sentí que allá nunca iba a llegar al profesionalismo. Quizás sea por el idioma también, pero estar lejos de mí familia fue lo más difícil de mi vida”, expresó.

De novio con Analía desde hace ocho años, la Pulga prefiere disfrutar “su” momento de gloria y después ver sobre cómo seguirá su vida. Seguramente siempre con la humildad de la mano y como principal bandera. Los triunfos sobre la bicicleta están asegurados.