Javier Mascherano jugó ocho temporadas en el Barcelona de España y su don de gente no pasó desapercibido para quienes dirigen la Liga de Fútbol de aquel país. Conocido su alejamiento de la actividad como futbolistas profesional se lo declaró como "Embajador de la Liga", un reconocimiento que lo llena de orgullo y que trata de honrar con la misma actitud positiva y progresista que tuvo durante toda su carrera.

En la extensa charla que gentilmente otorgó ayer a un equipo de DIARIO DE CUYO, confesó que trató siempre de sacar lo mejor de cada país en el que le tocó vivir ocasionalmente por su profesión. "Siempre he sido una persona de mente muy abierta, lo que me ha permitido sacar muy buenas experiencias de cada lugar en el que estuve", contó quien estuvo en países con culturas tan distintas como Brasil, Inglaterra, España y China.

"A todos los lugares que llegué siempre tuve en claro que yo debía hacer el esfuerzo para adaptarme a sus usos, sus costumbres, en general a su cultura. Yo era el intruso el que tenía que aprender a vivir a su manera y no ellos adaptarse a mis requerimientos", explicó.

Quien debutó en la Selección Argentina mayor antes que en la primera división de River Plate, convocado por Marcelo Bielsa, confesó que en los países más desarrollados futbolísticamente su mayor aprendizaje fue como jugador, pero que en China fue distinto. "Es el país, de los que estuve, menos explotado en cuanto al fútbol y allí saqué una mayor experiencia en lo personal que en lo deportivo. Me llevaron a mi para que yo transmitiera todos mis conocimientos como futbolista. El jugador global que he logrado ser, ya sea bueno o malo, como se me catalogue, está hecho de los lugares donde he pasado y agradezco al fútbol haberme permitido ser feliz jugando".