Uno, no pudo. El otro, hizo lo que pudo. Esa podría ser la síntesis perfecta del accidentado clásico que en Chimbas jugaron Sportivo Peñarol y Arbol Verde abriendo la penúltima fecha de la primera rueda del Oficial 2016 de la Liga Sanjuanina. Terminaron 1-1 en un intenso partido, con cinco expulsiones y con ese sabor a poco para los dos. En especial tal vez para Peñarol que tuvo la ventaja de haber jugado con dos más durante 40 minutos pero nunca pudo traducirlo en goles, mientras que Arbol verde se autocondicionó por esa extraña confusión entre ir firme a jugar con mala intención. Si jugando, el Verdolaga había sacado ventajas a los 27’ del primer tiempo cuando Rubén Baginay marcó para los del Barrio Cabot tras un centro pasado que volvió al corazón del área y sabido es que en el fútbol, dos cabezazos en el área terminan en gol. Esa ventaja era del equipo de Piozzi jugando 11 contra 11 pero a los 32’ empezó a desnaturalizarse todo cuando Cristian Pereyra y Diego Riveros se ajustaron cuentas en la previa a un centro y el primer asistente Daniel González no tuvo otra opción que informarlos ante el árbitro Rubén Riveros para que los terminaran mucho antes el partido. Eran las dos primeras expulsiones. Empezó a cambiar todo porque Arbol Verde se retrasó y Peñarol con más ganas que fútbol fue al frente. Parecía que no tendría premio a su corajeada pero en el minuto 47, en el segundo de los 5 minutos que adicionó el juez en esta primera parte, Alejandro Brizuela conectó de cabeza un tiro libre desde la izquierda para poner el 1-1 parcial.
En el complemento, el arranque fue más que electrizante, polémico y condicionante que nunca. Es que a los 46 segundos, Elias Oballe tocó sin necesidad a Castillo y se vino su segunda amarilla para dejar a Arbol Verde con 9. Parecía que Peñarol empezaba a inclinar la cancha y a los 6’ de este segundo tiempo, tendría más ventaja a favor cuando Isaías Oballe se fue expulsado en el Verdolaga. Eran 10 contra 8 y toda la obligación era de un Peñarol que empezó a desnudar limitaciones futbolísticas pese a que tuvo una chance neta de Carlos Chavez ante Kevin Riveros que el arquero le sacó con la cara y luego, otra que dio en la base del palo. Dos llegadas a fondo pero demasiado poco como para justificar esa enorme ventaja de tener dos jugadores más y ser dueño de pelota, campo e iniciativa. Desde el banco, el técnico Bohemio, Silvio Molina, buscó más potencia en ataque con los ingresos de Francisco Gutierrez y Juan Piola pero se quedó sin generadores para poder abastecerlos. Era ir sin ideas y buscar como sea ante un Arbol Verde que se empezó a afirmar en la adversidad. Se agrandaron todos desde el arquero Riveros, los zagueros y el único Oballe que quedaba en cancha, Pablo, quien a los 44’ tuvo el gol del triunfo en sus pies cuando guapeó, ganó y se metió en el área para definir con potencia ante Sebastián Domínguez que lo tapó en sensacional atajada.
Peñarol pudo haberlo ganado pero no supo cómo hacerlo teniendo la ventaja numérica. Arbol Verde pudo haberlo ganado cuando estaban once contra once y no se había condicionado por sus excesos. El punto no les sirvió demasiado a ninguno y el clásico se quedó esperando mucho más del concierto de expulsiones que ofrecieron.

