Por obra y arte de la casualidad, esta historia que hoy tendrá su corolario en Santiago de Chile -con final abierto, claro- los argentinos la vivimos, con la increíble coincidencia que se da justo un año después de haber perdido una final del mundo.

Año 1990, en Italia, Argentina perdía la final con Alemania. Año 2014, en Brasil, la Albiceleste caía frente al mismo rival y por igual resultado. Año 1991, los dirigidos por Alfio "Coco" Basile jugaban en Chile la Copa América y salía campeón. Año 2015, otra vez Chile como sede y Argentina en una final.

Claro, ni la Argentina de Basile, con Simeone, Leo Rodríguez, Claudio Caniggia y un emergente Gabriel Batistuta, es igual que la del "Tata" Martino, que tiene una camada de jugadores tal vez irrepetible, con Messi como punta de lanza.

De igual modo, aquel Chile no es éste. El de Sampaoli es muy superior, no tiene una sola estrella como aquel que enarbolaba la figura de "Bam Bam" Zamorano. Ahora está Bravo, Alexis, Medel y Vidal, entre otros que no desentonan.

De los 24 enfrentamientos entre los dos equipos en Copa América, Argentina ganó 18 y empató en 6 ocasiones. Contundente, no se puede hacer mayor análisis cuando los números dicen tanto. La historia es distinta, pero el deja vu es inevitable.