Pasado mañana, a las 19 horas, comenzará un momento crucial. Un desafío al que la patria futbolera argentina no hubiera imaginado afrontar, pero que tendrá que hacerlo de lleno. Jugarse en 90 minutos la clasificación a un mundial de fútbol, estando también en juego nada menos que la cabeza de su máximo referente, nada menos que un tal Diego Armando Maradona.

Quedar afuera de un Mundial, experiencia que Argentina sufrió por última vez hace 40 años, cuando Perú la eliminó para el torneo en México, sería mucho más que un golpe tremendo para el fútbol. Y ese temor se nutre por el chato nivel de la selección en las Eliminatorias. Con Basile o Maradona. Temor que admitió el propio Diego Armando cuando anteayer Perú igualó el partido en el minuto ’89. La hecatombe no sucedió solamente porque ‘San Palermo’ pudo agregarle otro capítulo más a su vida futbolística de película.

Y la esperanza de muchos se aferra justamente a ese don de hacerse torazo en rodeo ajeno que se le atribuye al futbolista argentino. Porque está visto que desde lo táctico o del juego asociado no se le puede pedir mucho a esta selección. Será, como lo dijo alguna vez Diego Simeone, jugar con el cuchillo entre los dientes en el Centenario ante los uruguayos.

Hay antecedentes de selecciones que fueron campeonas del mundo luego de haber sudado la gota gorda en Eliminatorias. Le pasó a Argentina en 1985, cuando agónicamente igualó 2 a 2 con Perú, sacó el pasaje y luego se vio a un espléndido Maradona en México para alzar la Copa. Le ocurrió a Brasil, que por poco no quedó afuera del Mundial 2002 de Corea-Japón y luego con un Ronaldo imparable llegó al pentacampeonato.

Pero esas son otras historias. La de pasado mañana es la que tendrá paralizado a un país.

Lisandro Peyran

Editor de Deportes