Fue un clásico que tuvo una aceptable cantidad de público en el estadio Del Centenario, cerca de 3.000 personas, pero que también contó con un par de incidentes que provocaron la demora en 20′ del primer tiempo. Más allá de éstos inconvenientes, la desconcentración fue normal.
A los 8′ de la inicial cayó en el área que defendía el arquero de Alianza, Gustavo Coronel, lo que finalmente se conoció que era un gas lacrimógeno. En un principio se pensó en una bomba de humo arrojada por la hinchada visitante que estaba detrás del arco del Lechuzo, pero luego se notaron los efectos del gas. Por eso los hinchas del local que estaban en la popular este y en la cabecera sur, bajaron para mojarse la cara y mejorar la visión. El árbitro Riveros paró el partido cinco minutos, luego de lo cual vino el otro foco de conflicto. Ante las cargadas de la barra del León para con sus colegas por dejar la tribuna, se vino la venganza de los Lechuzos tratando de ir a buscarlos por la platea este. Los seis policías que hacían de separación fueron fácilmente doblegados y de no ser porque otros efectivos llegaron rápido a la zona y arrojaron balas de gomas todo pudo ser peor.

