
Luciano tiene 11 años y Montevideo es su ciudad natal. El chico tiene devolución por Lionel Messi. Ayer, era frustración convertida en llanto cuando personal de seguridad lo apartó sin contemplar su inocencia. Messi vio la escena y al chico triste y detuvo su marcha, demoró su ingreso al Sheraton, y sonrió cuando lo tuvo enfrente para regalarle foto y autógrafo. El pequeño Luciano, junto a su padre, Pablo, permanecía inmóvil en la espera, no tanto por el frío como por la ansiedad de darle a Messi una carta en la que le confesaba que era su ídolo, y que esperaba darle al rosarino cuando descendiera del bus. Y se lanzó tras la valla, pero el personal de seguridad lo apartó. El chico corrió rumbo a donde estaba su padre, llorando, con su carta. No le gustó eso a Messi. Su rostro adusto mostró malestar por lo que estaba atravesando el pequeño. Sonrió Luciano, sonrió Messi cuando estuvieron frente a frente. Leo lo abrazó y le firmó un autógrafo y se sacaron una fotografía.
Argentina recién saldrá del hotel hoy para ir al estadio.
