Caída. La eliminación ante Almagro tendría consecuencias y en Boca, los días de Marcos Díaz estarían casi contados.

La primera imagen post eliminación de la Copa Argentina muestra el impacto de la caída: Gustavo Alfaro reunido con el plantel en una charla que se extendió por casi media hora. Al fin de cuentas, esas cumbres que sólo los golpes suelen generar. Y está claro que lo que pasó el martes en La Plata fue un cimbronazo inesperado.

Boca venía bien. Y por eso, el golpe se siente más. Y es indudable que el técnico, a una semana de otro de los choques más decisivos del semestre (el viaje a Quito para jugar la ida por los cuartos de la Libertadores), no la quiso dejar pasar. Reunió a todo el plantel antes de la práctica para una autocrítica necesaria en estas instancias. ¿Acaso una alerta a tiempo? "De esto tenemos que aprender sí o sí", comentó alguien cercano al DT.

Alfaro no fue el único que se fue muy molesto de La Plata. El presidente Daniel Angelici también volaba de la bronca y hasta Wanchope Ábila les ofreció disculpas a los hinchas. Y en ese clima, Marcos Díaz no tuvo un buen partido en La Plata en el partido que Boca empató 1-1 ante Almagro por la Copa Argentina y que terminó perdiendo 3-1 en los penales. Por eso, en Boca no ven con malos ojos una posible venta de Díaz al Qarabag de Azerbaiyán. El representante afirmó tener en su poder el ofrecimiento y lo acercará al club en los próximos días. Si Marcos Díaz finalmente emigra, el Xeneize ya tiene un posible reemplazante para suplantar a Andrada: Fernando Monetti, de último paso por San Lorenzo y sin lugar en Atlético Nacional de Medellín.