Vehemente. Sus dirigidos siempre lo recordaron por su temperamento para dirigir. Como en su época de futbolista, el Huevo vivía el fútbol a pleno y siempre de frente. Ayer, se suicidó a los 51 años en su Santa Fe natal.

"Me voy a tener que controlar". Visceral como lo fue siempre, Julio César Toresani, el Huevo para el ambiente del fútbol, le contaba a DIARIO DE CUYO cómo viviría su nueva etapa: la de entrenador. El santafesino se refería a su bautismo oficial por la B Nacional el 30 de enero de 2006 ante Ferro, en Capital Federal. Fue el comienzo de una carrera signada por los cambios de rumbo (condujo 15 instituciones en 13 años) y que tuvo en San Martín uno de sus mejores procesos, que más allá de ser el inicial logró que el equipo sanjuanino se metiera en el Reducido buscando subir de categoría. A la temporada siguiente de su alejamiento, el Verdinegro, con varios futbolistas que él condujo, obtuvo el histórico ascenso a la máxima categoría por primera vez.

Ayer al mediodía se conoció la noticia tan inesperada como drástica que se había quitado la vida a los 51 años en su provincia natal, en la sede de la Liga Santafesina de Fútbol donde vivía debido a sus graves problemas económicos y sumido en un extremo cuadro de depresión.

Toresani estuvo en San Martín apenas cinco meses, pues el final de su ciclo se dio el 31 de mayo cuando el equipo cayó 3-0 en la revancha ante Huracán por una semifinal del Reducido. Fueron 20 partidos bajo su mandato, que inició luego de la sorpresiva salida por problemas personales de Roque Alfaro. A su formación le brindó mucho atrevimiento y siempre con la intensidad que él transmitió como futbolista durante sus más de dos décadas (llegó a jugar nada menos que en River, Boca e Independiente, entre otros).

"La ilusión es muy fuerte, por eso estoy acá y tengo las mejores expectativas", remarcó en un momento de su mandato cuando el equipo trepaba en la tabla y la chance de ascender comenzaba a tomar forma. Luego, no tendría otro camino que el más largo, el Reducido, y luego del 3-2 ante el Globo en Concepción, se dio la debacle en Parque Patricios con el 3-0 en contra. El buen trabajo realizado por el exvolante generó la expectativa de prolongar el vínculo con San Martín. En un principio se habló de un "acuerdo de palabra", pero cuando la negociación pasó a los números las cosas se hicieron irremontables. Del lado del club se le ofreció poco más de los 10 mil pesos que cobraba de salario en ese semestre, mientras que Toresani, a través de su representante, Jorge Vidal, pidió una cifra muy superior: 25 mil pesos por mes. La dirigencia sanjuanina entendió que el DT no quería seguir y entonces el vínculo se acabó. Igualmente, Julio César tuvo palabras de agradecimiento para con la conducción: "No se llegó a un acuerdo porque no le dio el presupuesto al club, pero me voy de la mejor forma. Se portaron todos muy bien conmigo: fueron unos caballeros", resumió al irse y sobre lo que representaron esos seis meses en San Juan puntualizó que "fue una experiencia bárbara, de lo mejor que viví en el fútbol. La gente de la provincia siempre estará en mi corazón. Soy un agradecido a todos ellos por el afecto que me brindaron en el tiempo que estuve".

Aunque más de una vez sonó para regresar a San Martín, nunca se concretó esa segunda etapa, algo que sí ocurrió en las últimas décadas con varios entrenadores que pasaron por el Pueblo Viejo. Como técnico transitó un amplio derrotero que tuvo como última escala este año en Rampla Juniors, de Uruguay.

Pero todo comenzó en San Martín, en un bautismo lleno de ilusiones para él y con buenos resultados. Ayer, alejado del éxito y el reconocimiento, decidió ponerle punto final a su vida.



Efectivo

58  El porcentaje de puntos que obtuvo Toresani en los 20 partidos que dirigió a San Martín. El Verdinegro llegó a ser en dos ocasiones líder del Clausura de la B Nacional.

 

OPINIÓN

 

Por Alejandro Gómez  -  Ex jugador

 "Me pegó mucho la noticia"

 

"Cuando me enteré esta mañana (por ayer) me parecía algo increíble. Lo conocí de mi época de futbolista cuando él nos dirigió en el 2006 y tengo muy buenos recuerdos de él. Su forma de manejarse era tal cual se mostraba para afuera: de frente, muy pasional y siempre pidiéndole más al jugador. Un tipo auténtico del fútbol. Recuerdo que a mí, junto a otros compañeros, nos pedía mucho desde lo táctico y lo hacía, nos decía, porque nos veía que podíamos mejorar mucho en ese aspecto. Tuvimos una buena campaña bajo su conducción y llegamos a estar cerca del ascenso a Primera, que al año siguiente logramos varios de los que estuvimos con él.

Ese San Martín jugaba bien y apostaba siempre al ataque. Hacíamos muchos goles y eso a la gente le gustaba, por eso se ganó el cariño y respeto de los hinchas del club aunque estuvo tan poco tiempo. Recuerdo un 6-0 a El Porvenir que logramos cerca del final que el equipo anduvo una maravilla y la gente se ilusionó mucho con subir.

Casi no tuve más contacto con él desde que se fue de la provincia. Sabía que pudo superar hace unos años un cáncer, pero no mucho más. El ambiente del fútbol tiene estas cosas, como en la vida, que cuando no estás más arriba, "los amigos" de antes ni se acuerdan. Es muy difícil poder tener muchas amistades en este ambiente, sólo tres o cuatro, no más. Sinceramente me pegó mucho la noticia porque jamás lo esperaba".