El danés que había sido tercero en Amstel Gold Race y segundo en Flecha Valona ayer no dio ninguna opción y ganó cortado.

Con su victoria de ayer en la 105 edición de la Lieja-Bastogne-Lieja, una de las cinco carreras que superan el centenar de ediciones y son consideradas "Monumento", el ciclista danés del equipo Astana, Jakob Fulsang hizo carne aquella frase escrita por el escritor y filósofo español Miguel de Unamuno: "El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura". Es que el ciclista de 34 años venía pegando en el palo en las clásicas. El domingo pasado terminó tercero en Amstel Gold Race y hace cuatro días fue segundo en la "Flecha Valona". Por eso ayer, cuando restaban 15 kilómetros para llegar a la meta en Lieja, encabezó un ataque en el ascenso a Roche Aux-Facons y solo el italiano Davide Formolo (BORA-hansgroe) y el canadiense Michael Woods (EF Education First). En los 250 kilómetros anteriores se habían sucedido diferentes ataques, el pelotón se cortó y se agrupó varias veces, siendo el Deceunink Quick-Steep el que más trabajó para llegar al final con su líder, Julian Alaphilippe, entero.

La lluvia y el frío fueron dos convidados de piedra que azotaron de manera casi permanente los físicos de los pedalistas. La calzada mojada supuso un obstáculo extra contra el que debieron luchar cada uno de los participantes. 

El mismo ganador estuvo a punto de perder el equilibrio cuando ya viajaba solo hasta la línea de meta. Tocó con su rueda el cordón en una curva y debió controlar su bicicleta.

La convicción de Fulsang, y su fortaleza, fueron tantas que cruzó la raya con medio minuto de ventaja.