Hace tres años que los caprichosos caminos del fútbol lo llevaron a La Paternal. Baltazar Salvá, aquel rubiecito de la categoría 94 que la rompía en Trinidad, se metió en la vida de Argentinos Juniors con el sueño obligado de llegar: ser profesional. Empezó en Novena y hoy ya está en la Séptima División pero su historia sería una más de aquel pibe del interior si no fuera porque hoy, Baltazar está viviendo la euforia del que puede ser un nuevo título para Argentinos después de 25 años desde el privilegiado puesto de alcanza-pelotas en el estadio Diego Armando Maradona. Lo vivió desde adentro. Aún tiene fresquito el 4-3 sobre Independiente porque estaba detrás del arco de Gabbarini. Confiesa que casi se mete a la cancha a festejar con los jugadores pero que se acordó que si lo expulsaban, se perdía el partido de este fin de semana en inferiores contra Estudiantes. Pero lo gritó. Incluso, en algunas tomas de la televisión, se lo ve saltando y haciendo el amague de entrar a festejar al campo de juego.

"Hay euforia pero muy medida en el plantel diría yo", larga Baltazar apenas llegado del colegio en Buenos Aires. "Es que el plantel de Argentinos sabe que no hay nada ganado y son conscientes de que tienen poco recambio y que será difícil", agregó.

La relación con el plantel de primera es bastante linda pero muy fugaz. Salvá confiesa que los jugadores con los que más tiene diálogo en la cancha son Juan Mercier y Néstor Ortigoza: "Antes de empezar los partidos, ellos dos siempre se acercan para ver cómo estamos. Me preguntan por el campeonato de inferiores y me alientan para seguir entrenando todos los días para poder llegar. Son muy buenos tipos. Muy humildes".

Con el Bichi Borghi es distinta la cosa: "Sabe ir muy seguido a ver los partidos de inferiores. Tiene a todos los jugadores muy vistos pero en la cancha, cuando hay partidos, apenas cruza algún saludo con nosotros. Está muy concentrado y es entendible pero se ve que tiene todo bajo control".

Las sensaciones de lo que fue vivir la remontada sensacional contra Independiente, a Baltazar le salen solas: "Fue increíble. Uno siempre se ilusiona con jugar y ganar un partido así. Era como una película y la vi desde adentro. Cuando hicieron el 4-3 casi me tiro en el pasto con los jugadores pero me frené con lo justo pensando en que me podían expulsar y yo quiero jugar contra Estudiantes".

Para el final, la añoranza por San Juan le brota: "Hace menos de dos semanas que estuve por ahí. Fui por la salud de mi abuelo pero ahora pienso que la semana del 25 de Mayo voy a viajar para reecontrarme con mis amigos. Eso sí, pueda ser que sea con Argentinos Juniors campeón".