San Martín perdió ayer más que un partido en Avellaneda, porque hipotecó su estadía en Primera. Era el encuentro que debía ganar como fuera porque ambos persiguen el mismo fin, pero nunca le encontró la forma, estuvo demasiado contenido, se cuidó demasiado, regaló el primer tiempo e Independiente cuando tuvo opciones lo hirió. Por eso, el Verdinegro perdió 3-1, sigue con el penúltimo peor promedio y cada vez mas comprometido con el descenso. Mientras que el Rojo sumó 3 puntos vitales en la temible tabla, quedó cerca de respirar, y para colmo complicó mucho al conjunto sanjuanino.
El miedo al error marcó el inicio del partido, con cierto dominio territorial de Independiente para meterlo contra su arco a San Martín, mientras que cuando el Verdinegro tuvo la pelota rápidamente se la sacó de encima y así le fue dejando al Rojo que marcara la tendencia.
Y en ese ida y vuelta por el sector medio de la cancha, el local tuvo la primera opción a los 20’, tras el centro de Vallés que bajó Juan Caicedo, para sacar el remate pero encontrar la seguridad de Ardente. No obstante, el camino a la derrota nació a los 25’, con el centro que despejó Ledesma, pero que en el rebote Fernando Godoy sacó el derechazo que se desvió en Alderete para desviar la trayectoria, engañar a Ardente y pasar a ganarlo 1-0.
El acoso siguió siendo del local, que se agrandó (San Martín lo dejó). Del otro lado, el Verdinegro recién tuvo su primera aproximación sobre los 39’ con el tibio disparo de Caprari.
Y si el partido ya le era adverso y cuesta arriba, se agudizó más cuando a los 40’, tras el lateral que “peinó” Fernández y que le quedó picando a Caicedo, y el colombiano no perdonó y puso el 2-0 para el fin de un primer tiempo para el olvido.
Por eso para el complemento ingresó desde el vamos Diego García (por Bustos) para tener 3 hombres de peso en la ofensiva. Y cuando parecía que no había reacción, Jorge Luna habilitó a Osorio, quien encaró, dejó desparramado al arquero Rodríguez y a los 12’ definió de zurda para el descuento y dejar abierto el partido.
Pero le faltó actitud y eso Independiente se lo demostró con una jugaba bárbara de Caicedo, quien a los 28’ y tras meterse con pelota dominada entre los centrales, definió el partido con el 3-1 pese al intento de Ardente por evitarlo.
Porque luego Riaño le pifió pese a estar en posición adelantada cuando Más tenía para rematar, más tarde Poggi no le dio con precisión entrando por el segundo palo y sobre el final el arquero Rodríguez le tapó los dos intentos a Riaño.
La reacción fue tan tardía, como el pecado de San Martín de entregar un tiempo y tener que ir siempre desde atrás, tal como quedó en los promedios porque Independiente le clavó un puñal directo al corazón y sobretodo, a la ilusión de la permanencia.

