Como hasta antenoche de sus 19 triunfos Amilcar Funes había definido 16 por nocaut, con las campañas de ambos protagonistas en la mano, cualquiera que llegara al Mocoroa estaba convencido que el santafecino Fernando Battaglia sería otra víctima más en el récord de explosivo peleador caucetero. El rendimiento que demostró Funes ante el difícil pampeano Víctor Manuel Purreta en la última pelea que realizó en San Juan, el pasado mes de junio, alentaba esas expectativas de definición rápida. Sin embargo, las 600 personas que asistieron al Club Julio Mocoroa debieron conformarse con una victoria por puntos, unánime, indiscutible, pero que abrió algunos interrogantes.
¿Ganó bien? Ni que dudarlo (diría el ex futbolista Juan José "Gallego" Pérez). De los dos hombres sobre el ring fue quien siempre marcó diferencias, por potencia o cantidad de golpes. Se impuso en cinco de los seis asaltos.
¿Peleó bien? Puede hacerlo mucho mejor. Le faltó puntería y eso se logra con trabajo de gimnasio.
¿Qué le faltó? Continuidad de ataque, virtud que le permitió solucionar con simpleza el difícil acertijo que le propuso hace cuatro meses Purreta, un rival mucho más complicado que Battaglia. Claro que la intensidad de combate necesita una importante cuota de oxígeno, que evidentemente le faltó a Funes, quien luego de ganar claramente el segundo asalto, apabullando -por variedad y cantidad de golpes- a su adversario, empezó a abrir la boca buscando aire. Ese que solamente se consigue invirtiendo muchos kilómetros de footing matutinos.
Desde el tercero al sexto asalto la pelea fue un calco. Battaglia, un honesto obrero del ring, avanzando con la cabeza peligrosamente adelantada como ariete y repitiéndose en envíos voleados y Funes retrocediendo, tirando dos o tres golpes ascendentes o curvos, varios de los cuales llegaban a destino, pero sin resto para salir a quemar las naves cuando notaba que alguna de esas manos frenaban el ímpetu de su opaco, como digno, rival.
Una derecha ascendente que llegó neta y le hizo cambiar el paso al sanjuanino, la mejor mano del quinto round, le permitió al visitante quedarse con un round. ¿Fue mérito de Battaglia? Sí, un premio a su esfuerzo y un castigo para un boxeador como Funes que acostumbró a todos a definiciones espectaculares y que antenoche, por deficiencias propias de su preparación, dejó con sabor a poco.