La explosión del final siguió en los camarines. En el vestuario de Peñarol, todo era felicidad por la calidad del resultado, por la forma de conseguir la victoria y por el valor anímico y estadístico que los puso a tiro de la punta y cerca de la clasificación. Ernesto Fullana, el técnico Bohemio, fiel a su bajo perfil habló poco pero dijo mucho: ‘Se había complicado feo.
Hicimos el gasto y de pronto estabamos abajo pero nunca se entregó el equipo y siempre creyó en que se podía.
Fuimos corriendo todos los riesgos y terminamos metiendo un partido trascendental. Se viene una fecha durísima y la clasificación en esta zona está más que complicada. Pero la actitud, la entrega y la voluntad de mis jugadores invita a creer en que todo se puede. Depende de nosotros’.

