Seguramente en su Quilmes natal jamás imaginó que viviría un acontecimiento como el de ayer en Roma, Italia. Menos cuando debió partir buscando mejores horizontes hacia España sin otra aspiración que mejorar su economía y poder desarrollar su carrera como boxeador, hasta ese momento bastante regular en lo hecho en el campo rentado en nuestro país. Es que Sergio ‘Maravilla‘ Martínez fue recibido ayer por el papa Francisco en el Vaticano, en un encuentro en el que el púgil le mostró su cinturón de campeón y conversaron sobre algunos temas, como violencia doméstica y bullying.
Martínez, campeón mundial de peso mediano en el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), compartió con el Sumo Pontífice algunas opiniones sobre violencia de género y los adolescentes en las escuelas, temas en los que Maravilla está comprometido y hace campañas constantes de promoción para combatir este tipo de flagelos.
Además, el argentino le entregó a Francisco una réplica de su cinturón de campeón mundial, que incluía una foto del boxeador y el escudo argentino de un lado, y una del Papa y el escudo del Vaticano en el otro.
Martínez, de 38 años, confesó que tenía como sueño conocer al líder de la Iglesia Católica. “En dos meses voy a cumplir dos grandes aspiraciones que tenía como creyente: visitar la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México y ser recibido por el Papa. Le pediré bendiciones y protección espiritual para todos los que entran en el ring”, explicó en aquel momento, antes de concretar su audiencia pública en Roma.
La charla entre Francisco y Sergio Martínez fue la primera entre un Papa y un boxeador después de mucho tiempo. El último encuentro que se recuerda fue en los años 80, cuando Juan Pablo II recibió a Muhammad Alí, campeón de peso completo. Una anécdota de esa cita fue que se intercambiaron autógrafos de ambas partes, pues Juan Pablo II era admirador del para muchos mejor boxeador de todos los tiempos.
Buscando más allá en el tiempo, en 1969, otro histórico boxeador argentino, Nicolino Locche, visitó junto con su familia al Papa Paulo VI en una audiencia general, cuando ostentaba el título welter junior de la AMB. Sin dudas, lo de ayer de Maravilla es otro capítulo de lujo en su vida que parece de Hollywood.