En la última jugada Biasotti contuvo un cabezazo, levantó la mano y dijo no va más. Así terminó Unión, sufriendo como siempre, abrazado a una felicidad que no tiene nombre. Jugando con el corazón de la gente, que convirtió la cancha en una caldera. Ante tantos problemas que se vivieron en la semana, los jugadores lo hicieron posible, por el hincha, por amor propio y por la camiseta. Unión venció 1-0 a San Martín con un gol de penal de Marcelo Laciar y clasificó tercero por tener peor diferencia de gol que Juniors. Ahora el Azul enfrentará el domingo en su cancha al rival de toda la vida, Trinidad, la revancha será el miércoles en el Templo.
No le fue fácil a Unión, los nervios, la presión no lo dejó pensar en frío para liquidar el partido. El Chacarero varias veces lo puso en jaque, pero por falta de efectividad, no pudo amargar la Fiesta Azul.
El ‘dale Unión, dale Unión’, aturdía cuando empezó el partido. Contagió a los jugadores, que entraron con todo. En la primera, agarrón en el área a Quiroga, González no dudó y pitó penal. ‘El Gino’ Marcelo Laciar no falló, 1-0.
Unión justificaba la victoria desde la calidad para jugar de Galván, la polenta de Brombale y arriba el aguante de Laciar y Quiroga. El problema estaba atrás, por la izquierda San Martín encontró el negocio, con Paratore y Juarez, que tuvieron varias, incluso un mano a mano de Miranda, que besó el palo.
En la parte final Unión salió a liquidarlo. Quiroga casi lo logra, pero Batistella estuvo más rápido para anticiparlo. En la jugada siguiente Gómez cabeceó de pique al suelo y el arquero evitó la caída. El Chacarero tocando y sin apresurase iba de a poco, con Orozco, que metió un derechazo al travesaño ante la mirada de Biasotti. La gente comenzaba a impacientarse, porque Unión, aún con la entrada de Guerra, no tenía la pelota y todos los rebotes eran de San Martín. Además, los jugadores estaban nerviosos y la gente comenzaba a cantar contra los dirigentes. En ese momento de tensión saltó el corazón para defender la clasificación: Brombale, Monassa y Galván subían y bajaban, todos daban una mano. Pero como siempre hubo que sufrir hasta la última pelota, centro de Orozco, cabezazo de Juarez y el árbitro amagó a pitar penal. Biasotti tomó la pelota, lo miró al árbitro y sacó para terminar con el sufrimiento y adueñarse de la clasificación.