Ir por Talacasto y recorrer un tramo del camino al Colorado es siempre una propuesta atractiva, porque propone una disyuntiva distinta a los ciclistas y le da a la carrera un toque de emoción. Los ascensos que exigen a los deportistas a dar lo mejor de sí, sirven para insertarle imprevisibilidad a la carrera. Ayer se corrió de tarde una prueba que para completarse debió haberse programado por la mañana. ‘Siempre son días de aprender‘, confió Juan José Chica, al conversar con Rodolfo Virhuez y otros integrantes de la organización, quienes debieron acortar en una vuelta el tramo (originariamente eran dos vueltas al circuito urbano, de 12 km, en Albardón) porque corrían el riesgo de terminar sin luz natural.
Después del día de descanso, novedad absoluta en competencias sanjuaninas, podría haberse programado la crono por la mañana y con un día entero de relax para recuperarse realizar el viaje hasta la Quebrada de las Burras en horario matutino. ¿Las ventajas? La carrera podría haberse hecho en la distancia estipulada porque la luz natural no habría sido inconveniente y también los físicos de los ciclistas hubiera sufrido menos el calor, que por la tarde se siente más.

