Dramático. Espectacular. Impensado. Una de esas victorias que sólo se dan en el hockey sobre patines. Por aquello que la bocha anda a mil y cada instante parece una eternidad. Así lo ganó Valenciano. Así lo perdió Concepción. Lo tenía el Azul (que ganaba 4-3), porque faltaban 36 segundos y su arquero -el Pocho Svriz- parecía invulnerable por su notable actuación. Pero de pronto el Colorado Farrán, como siempre, sacó un latigazo que se metió en uno de los ángulos del arco visitante. Pardas, que así en realidad podrían haber finalizado por eso de los merecimientos. Pero quedaba otra perlita… Sólo 13 segundos para el final y Farrán de nuevo que tiró fuerte, aprovechando que no llegó su marca. Parecía que se iba desviado pero Josi García metió el palo de su vida. La desvió y la mandó al fondo ante el desprotegido Pocho Svriz. Delirio en los rostros del local. Casi sin entender nada en los visitantes. Ganó 5-4 Valenciano. Fue un partidazo que entregaron los dos por la Liga Nacional. Intenso. Leal. Con momentos cambiantes que lo hicieron aún más emotivo.
Concepción no merecía perder, aunque en ésto, se sabe, no quedan en el recuerdo los merecimientos. Es que el Azul lo había resuelto bien. Tanto, que desde el amanecer del partido lo estaba ganando. Pero Valenciano nunca se dio por vencido. Aprovechó lo que se le dio. Los desniveles en el piso de su cancha. El respiro que se tomó su rival cuando ganaba bien (hasta por dos goles de diferencia) y sacudió los parámetros lógicos con dos goles cuando caía el telón.
Concepción, con una notable actuación de su arquero y el apetito goleador de un defensor distinto como Marito Rodríguez (se despachó con tres pepas), dominó estratégicamente el partido. Valenciano movió sus fichas y le fue quitando piernas inteligentemente a su adversario. Tuvo en Farrán, Josi y Babick a sus figuras. Y lo ganó nomás. En aquel final inimaginable. Partidazo.