Greg Van Avermaet entró ayer en el olimpo de las clásicas. El campeón olímpico en Río de Janeiro, que está haciendo su mejor temporada tras pasar años pegando en los palos, demostró ayer ser el más fuerte del momento.

No fue sencillo para este hombre de 32 años que está viviendo la madurez deportiva porque sufrió una caída y debió trabajar con sus compañeros para alcanzar al grupo de los favoritos, donde viajaba, entre otros Tom Boonen (ver aparte).


Convencido que este es su año, en el último tramo del pavés, atacó para seleccionar el grupo y logró cortarse con el checo Zdenek Stybar (Quick Steep-Floors) y el francés Sebastian Langeveld (Cannondale), luego de discutir con sus compañeros de fuga porque le ayudaban poco, lo que permitió que los conectaran los jóvenes Gianni Moscon (italiano del Sky) y Jasper Stuyven (belga del Trek Segafredo), lo que realizó en el giro y medio que dieron al velódromo de 500 metros, fue una prueba de su gran momento deportivo.


Con los dos recién sumados al grupo bastante cansados, dejó que Stybar levantara el embalaje y faltando un centenar de metros lo superó para ganar llevar a su vitrina la primera piedra (adoquín) que recibe el ganador de la clásica.