El pelotón dio ayer un homenaje a Wouter Weylandt en una cuarta etapa en la que no hubo competición, sino un cómodo y veloz paseo de 216 kilómetros entre Génova y Livorno que empezó con un minuto de silencio en recuerdo del ciclista belga fallecido anteayer y terminó con el equipo Leopard unido en una sola mano cruzando la línea de meta.
Caras tristes, cabezas mirando al suelo, pocas ganas de subirse a la bicicleta, pero los 206 corredores que siguen en el Giro conformes con dedicar la etapa a Weylandt. “Un Giro es poco al lado de una vida”, comentaba Jorge Azanza (Euskaltel), uno de los que presenciaron la tragedia de cerca. Tras un minuto de silencio se dio la salida poco antes del mediodía.
El estadounidense Tyler Farrar, compañero de entrenamientos y vecino de Weilandt, en la ciudad belga de Gante, que ayer terminó junto a los corredores del Leopard Trek decidió abandonar el Giro por la “pérdida de un hermano”.
Un trayecto bajo el sol que acompañó al grupo desde la costa Liguria a la Toscana. El pacto de los equipos incluía el compromiso de tirar diez kilómetros cada uno y llegar sobre las 17.30 horas a Livorno, ciudad con fama de irónica y divertida, en esta ocasión con el cuerpo para pocas bromas.
Hoy se disputará la quinta etapa entre Piombino y Orvieto, de 191 kilómetros. Jornada de media montaña con los altos de Saragiolo y Croce di Fighine, ambos de tercera. El recorrido incluye tres tramos de tierra con un total de 19 kilómetros y el final en ascenso propicio para los ataques.
Saldrá de líder el británico David Millar (Garmin), con el español Angel Vicioso (Androni) segundo en la general a siete segundos y el bielorruso Konstantin Sivtsov (Columbia) tercero a nueve.

