El alemán Sebastian Vettel, que ayer se convirtió en el triple campeón mundial de F1 más joven de la historia al acabar sexto en el Gran Premio de Brasil sigue creciendo a golpe de récord y cada vez se acerca más a su compatriota Michael Schumacher.

Ayer, en Interlagos, con 25 años y 145 días, Vettel sumó una nueva plusmarca de juventud al ‘pulverizar’ la anterior, en posesión del brasileño Ayrton Senna, que en 1991 ganó su tercer Mundial con 31años y 213 días.

Schumacher, apodado el ‘Kaiser’, ganó siete Mundiales de Fórmula Uno y festejó 91 victorias en la categoría máxima. Marcas aún lejanas para Vettel, cuyas cifras, sin embargo, también distan mucho bastante de las de ‘Schumi’ cuando éste contaba los 25 años y 145 días con los que el nuevo campeón del mundo ha batido el récord de Senna, tristemente fallecido en Imola en 1994.

Cuando Schumacher tenía exactamente esa edad -precisamente el año de la muerte de Senna- estaba encarrilando su primera temporada triunfal, pero aún no era campeón del mundo. El Kaiser había debutado tres campañas antes y contaba seis victorias.

Vettel ya lleva tres Mundiales y 26 victorias en la categoría reina, en la que ha arrancado 36 veces desde la ‘pole’. Una marca que sólo superan, casualmente, Schumacher -con 68- y Senna -con 65-.

Nacido en Heppenheim, muy cerca de Hockenheim, el germano fue consiguiendo paulatinamente todos los récords de precocidad: el de participar en un Gran Premio, liderar una carrera, salir desde la ‘pole’, hacer un ‘doblete’ -‘pole’ y victoria-, firmar un ‘triplete’ -‘pole’, triunfo y vuelta rápida-, ganar un Mundial… y, por supuesto, el de ganar una carrera.

Sebastian lleva unido más de la mitad de su vida a Red Bull, en cuyo programa de jóvenes ingresó a los doce años y en el que fue subiendo peldaños con la misma rapidez con la que aceleraban sus monoplazas.

La trayectoria deportiva de Vettel es meteórica. Y en ello tiene mucho que ver el inglés Adrian Newey, el diseñador estrella de la Fórmula Uno, padre del monoplaza de la escudería austríaca.

Lo que no le quita méritos al piloto alemán, que nada más salir del coche recibió el abrazo y la felicitación del ‘Kaiser’, que se

retiró después de la carrera de ayer. Schumacher y Vettel cada vez se parecen más. El ‘pequeño Kaiser’ también es insaciable.