Pasaban de los dos. De los bichos en serio de acero y de los otros, esos en ‘miniatura’ que hacen el deleite de los que tienen buenos ingresos monetarios. Ambos por arriba de la cancha de Italiano. Unos partían desde un par de kilómetros más allá, en el Aeropuerto de Ezeiza, y los restantes de un aeródromo pegado al predio del Azzurro. Y como paradoja de semejante movimiento en el cielo azul, San Martín voló bien alto. Tanto que subió a la cima de las posiciones de la B Nacional tras la victoria como visitante contra el equipo de Cachín Blanco por 1 a 0 con gol de Cuevas. Una alegría foránea que llegó por segunda vez en la temporada y casi un par de meses después de la única hasta el momento: en Córdoba contra Belgrano.

Abriendo muy bien a la izquierda a Becerra, complicó a la defensa local que es una de las más vencidas en el torneo. De hecho, recibió goles en nueve de los once partidos. Pero la materia pendiente en ese inicio fue el pase final, ya que Torresi se mostró extrañamente impreciso en las entregas. Por eso el más peligroso fue el Azzurro que, con Alexis Sánchez parado de nueve, trajo temor en un par: primero con un zurdazo y luego con un cabezazo. En ambas fue el seguro Pocrnjic quien desactivó la alarma. La primera clara del equipo sanjuanino llegó por intermedio de Becerra que metió un zurdazo que iba derecho al arco de Larroque, pero que encontró en el camino el pie salvador de Martínez. Desde entonces, el trámite se volvió aburrido pues ambos llegaban a tres cuartos de campo rival y les faltaba el punch suficiente en los metros finales. Hasta que apareció uno que está con todas las luces desde que largó el torneo. No en vano es el goleador de este San Martín. Se trata de Walter Cuevas quien a los 35′ se hizo espacio en el área y metió un derechazo bajo, seco, letal para el uno local. Golazo del Chivato, el quinto en la temporada. Encima, el Verdinegro pudo cerrarlo al toque nomás con un zurdazo de Becerra tras un centro de Belforte, pero el cordobés le pegó alto.

La película en el complemento fue más bien de sufrimiento. El local se vino al humo buscando un poco de aire en este mal presente y lo llenó de centros al equipo del Ruso. Blanco, en una se demoró, en otra Saccone lo tuvo, pero Stang, atento, la sacó de la línea cuando era el empate. Pudo haber llegado la calma, aunque Penco no estaba lúcido y marcó su definición. Por eso, no quedó otra que aguantar. Sufriendo hasta el pitazo final de Ruiz, no sin antes padecer el remate de Canario que tapó Pocrnjic de forma providencial. A esa altura todo era un frenesí que por suerte para el Verdinegro tuvo un final feliz. Un vuelo que lo llevó a la cima.