Pasaron cuatro fechas de la segunda rueda y el plantel de Darío Franco va en busca de una identidad que la tuvo muy en claro en las primeras cuatro presentaciones de la primera etapa. Aquel equipo estuvo invicto con dos triunfos y la misma cantidad de empates. El actual tiene dos derrotas, un empate, un sólo festejo y la pasa realmente mal. Algo pasó entre medio porque sólo se mantiene que ataca con tres puntas definidas, el resto cambió. El factor sorpresa, el orden, juego en equipo y pelota al piso, entre otros argumentos ya olvidados se fueron perdiendo y el presente lo marca, condiciona y alerta que hay que volver a ser el de antes utilizando otros recursos.

El sistema innovador de Franco surgió efecto en el arranque de la temporada. Tres puntas natos fueron un dolor de cabeza para los rivales que no podían encontrarle la vuelta y se preocupaban más por defenderse que jugar y así San Martín tenía espacios y la preocupación era ajena. Pero con el pasar de los encuentros, como sucede desde hace varios partidos, el rival lo contrarrestó y supo como bloquearlo.

Aquel equipo del inicio tenía un orden en todas sus líneas y cada uno sabía cual era su función. Nunca usaba el pelotazo, salía jugando aunque fuera hasta el extremo y tenía salida. Atrás eran impasables. Su estandarte era Marcelo Scatolaro para jugar y hacer jugar. Su visión y panorama simplificaban todo con una rápida resolución. Aquel factor sorpresa estaba en todos momento. Ese mismo que hoy se perdió. El ingreso de Mariano Messera todavía no da el resultado esperado, el juego se retrasa y lo bloquean con facilidad. Scatolaro pasó a un segundo plano y el equipo lo sintió porque nunca fue el mismo.

Los laterales le daban salida y se proyectaban. Hoy Franco no logra decidirse cuál poner y a sus espaldas siempre los sorprenden. Condición que tiene que ver con que la contención en el medio es sólo de Alderete. Antes Videla, Scatolaro y el mismo Alderete sostenían todo porque la forma de jugar era otra.

El Verdinegro del año pasado tenía en claro la orden y la forma para llevarla a cabo, podía perder o ganar pero siempre buscando el partido. Hoy se refleja en individualidades y garra para ir hacia adelante pero sin ideas. Cuando ataca es repetitivo, llega a tres cuartos por el medio y ahí recién busca los espacios. Que generalmente están bloqueados.

Este presente sí marca que hay vocación ofensiva porque tiene 7 goles en cuatro partidos, contra tres del inicio de temporada en igual cantidad de juegos. Pero aquel anotaba y cuidaba el resultado. Este marca pero lo convierten demasiado porque 8 tantos en cuatro partidos es mucho.

El desorden, las desinteligencias, la falta de variantes y nombres que decayeron en su nivel muestran este presente que se contrasta con el pasado. Sigue en la pelea de arriba, pero de a poco el panorama es más oscuro.

Franco dice que puede revertir esto y que no piensa en alejarse. El presidente Miadosqui, que no comparte como el equipo juega de visitante y algunos nombres del once inicial. Los jugadores no saben si al siguiente encuentro serán de la partida.

Las patas de esta estructura tiene contrapuntos y eso en la cancha se trasluce. Jugar como hace una rueda atrás no podrá repetirse, pero volver a tener las cualidades de un equipo con serias pretensiones deben volver a aparecer. Está a tiempo, pero por el momento no se vislumbran cuáles serán.