No hay que ser experto en la materia para darse cuenta que, en esa cancha (la de Villa Obrera), no se podía jugar así nomás al fútbol. La superficie, directamente, atentaba contra todo lo que pudiesen hacer -o intentar, al menos- los jugadores. Y, extrañamente, el que sacó los mejores dividendos fue Trinidad, el visitante, que terminó ganando 2-0, por la cuarta fecha del Oficial del fútbol casero. Claro que el plus para los Leones fue mayor, porque resultó ser su primera victoria en el certamen.
El partido comenzó como era de esperarse: Todos eran rechazos y pelotazos y, como agregado, cada vez que la pelota picaba en el campo era indescifrable su paradero. Con este panorama tuvieron que lidiar ambos y, entre esos pelotazos y fricciones, se fueron al descanso sin variantes en el marcador.
En el complemento se dieron más emociones, que incluyeron los goles. La Villa presionó sobre el arco rival y en varias ocasiones pudo marcar. Pero en el minuto 22, José Guiñazú, del visitante, despejó desde su área y su compañero Oscar Rodríguez buscó inteligentemente el pelotazo. Quedó sin marcas y, entrando a la puerta del área, definió cruzado para anotar el 1-0.
Después, de contragolpe, llegó el segundo de Trinidad, otra vez desde una jugada en el arco de enfrente. El arquero trinitense Matías Saffe despejó y la pelota llegó a metros del área rival en donde el arquero local, Luis Mingolla, y el delantero Eduardo Reina fueron a buscarla. Trabaron y el rebote salió derechito al arco local. Sorpresa y sentencia.