El destino y la vida le pusieron a Darío Ramella un nuevo horizonte y con eso una apuesta para darle un giro 100% a su vida. Hace 2 años y medio que el futbolista surgido en Sportivo Desamparados se radicó en un país totalmente diferente, se dedicó a trabajar pero lógicamente sin dejar de lado al fútbol. Este fin de semana viene de gritar campeón con el Sorrento Fútbol Club, en la Primera División del estado de Western en Australia.

El lateral izquierdo fue titular en ese torneo de verano denominada  NPL (National Premier League). “Acá solo hay una división que juega todo Australia que es la A League. Después el resto se juega por estados, yo creo que es porque es un país enorme y todo queda muy lejos”, expresa Ramella en comunicación con DIARIO DE CUYO a exactamente 13.260 kilómetros.

El sanjuanino llegó hace 2 años y medio a ese país buscando una nueva vida, apuntando a lo laboral pero sin dejar de lado su gran pasión por el fútbol. Cuando llegó jugó en Melbourne hasta que el año pasado arribó al Sorrento, con quien logró el ascenso desde la Segunda División a la Primera. Club con el que viene de gritar campeón recientemente en un torneo que es de preparación para el torneo principal. “Fue un torneo corto por suerte pudimos ganarlo asi que llegamos entonados al inicio del torneo mayor que tendrá 22 fechas. El objetivo es pelear por el campeonato, creo que tenemos equipo para eso”, expresa el zurdo quien también agrega que jugará la Copa de Australia, un certamen similar a la Copa Argentina.

El único argentino en el equipo australiano dice que ya puede manejarse de la mejor manera con el idioma. “Al principio me costaba más, ahora ya más cómodo con eso, fui mejorando mi inglés. Para jugar es más fácil porque solo tenes que aprender palabras claves y después es mucho de lenguaje corporal, no hace falta hablar tanto”, comenta.

Claro que su vida en Perth, la capital de Australia Occidental, que cuenta con playas de arena que bordean sus suburbios, y el enorme parque Kings Park junto al río y el Jardín Botánico en el Monte Eliza, no es solo fútbol. El sanjuanino también se dedica a trabajar en una labor que quizás en San Juan era impensada. Su trabajo en una carnicería de lunes a jueves, cumpliendo 30 horas semanales, le permite al ex Sportivo poder afianzar su economía. “El club paga un sueldo y con eso cubro mis gastos personales. Además me brindan un auto y eso me simplifica muchas cosas. Pero todos trabajamos aparte y lo bueno es que cualquier trabajo se paga bien. Lo malo es que es un país donde el costo de vida es muy alto, todo es bastante caro. Así que digamos que lo de la carnicería sería para que me quede algo de ahorro”, expresa.

El sanjuanino hace poco estuvo en San Juan recargando pilas. “Estuve dos años sin ir a San Juan y ya pesaba mucho no ver a la familia, tenía ganas de estar un tiempo de vacaciones allá asi que fue muy lindo volver”, comentó quien aprovechó el tiempo para estar junto a la familia, sus amigos y lógicamente el club de sus amores. “Aproveché para ir a la cancha, saludar amigos. Este último Regional no me perdía ni un partido, estuvimos cerca de volver pero seguramente ya se nos dará”, comenta sobre la final que perdió Desamparados.

Su apuesta jugada de cambiar de país es algo que el zurdo no se arrepiente. “Cuando tomé la decisión de venir acá sabía que era arriesgado pero no me arrepiento, me aportó mucho, sobre todo en lo personal. No es un lugar al que quiera quedarme para siempre, pero como experiencia viene siendo excelente. Todavía no tengo claro que quiero hacer cuando termine el torneo, es algo que voy a decidir en unos meses por ahora solo disfruto”, expresó el sanjuanino que cruzó medio mundo para darle un giro a su vida y hasta el momento le da dejando experiencias que serán inolvidables.