Un desconocido tendido al lado de la calle, envuelto en llamas. Un vecino que lo descubre y apaga el fuego cuando ya todo es inútil. Y una primera hipótesis: el hombre se quemó a la bonzo. Sin embargo luego de esa primera impresión, un análisis más serio de la situación empezó a dejar dudas: porque en el piso no se encontraron restos de combustible o algún recipiente y eso parecía indicar que ya había llegado empapado al lugar. Y entonces la idea de un suicidio no cerraba: "quienes se queman a lo bonzo lo hacen delante de varios, quieren llamar la atención", recordó un investigador. Otro punto que no encajaba era que no se encontrara algún encendedor o cómo fue que la víctima llegó hasta ese lugar.
Demasiado misterio, demasiado extraño. Hasta que las averiguaciones a los escasos vecinos de la zona revelaron otros detalles sospechosos: algunos dijeron haber escuchado como el sonido de un auto alejándose y estampidos, como balazos; unos dijeron que al menos uno, otros alrededor de cinco. Y entonces comenzó a instalarse la teoría de que la muerte podía tener patrones más propios de un hecho mucho más grave: como un crimen con un montaje de escena, como para despistar.
Sin embargo anoche esa posibilidad tampoco dejaba de ser una teoría. Y todo indicaba que sólo el resultado de la autopsia pondría fin al enigmático caso sobre la muerte de ese joven de entre 30 y 40 años, que quedó irreconocible, con restos como de un casco derretido en su cabeza, una güincha, un celular y medias y un par de borceguíes de trabajo, que fueron las únicas prendas que se salvaron de ser alcanzadas por el fuego.
Todo se descubrió alrededor de las 16,30 de ayer en calle La Plata, unos 100 metros al Norte del cruce con Lavalle, en la zona de La Puntilla, en Caucete.
Cada evidencia era recabada ayer por los policías de la comisaría 9na. de Caucete dirigida por el comisario Dionisio Pastén y el subcomisario Antonio Pastrán.
Los policías intentaban descifrar quién es la víctima, porque eso les permitiría saber si tenía motivos para matarse o si alguien decidió poner fin a sus días.