"¡Mamá fuego, mamá fuego!". Paola González (24) cepillaba sus dientes en el baño cuando escuchó el nervioso aviso de su hijo de 5 años. Cuando salió a ver, una humareda negra copaba su casa en el recién entregado barrio Vicuña (Mendoza, al Sur del cruce con Centenario, Chimbas), y en el acto tomó al niño de una mano, sacó a su hijo menor (3 años) de la cama, y avanzó decidida a la puerta del fondo, pero los nervios y el apuro le jugaron una mala pasada y no pudo abrir. En medio de la desesperación, se coló al dormitorio de sus hijos y salió por la ventana. Para entonces algunos vecinos sumaban sus voluntades para combatir y controlar las llamas, finalmente extinguidas por los bomberos.
Sobre las 10 de ayer, entre lágrimas, Paola podía enumerar los daños del desastroso incendio: el televisor, el equipo de música, una heladera, el lavarropas, la cocina, una mesa y seis sillas habían sido dañados por el fuego, y el ollín había teñido de negro gran parte de su casa.
¿Qué pudo causar el desastre? Según la joven, los bomberos le dijeron que no fue falla eléctrica, que el incendio se había iniciado en un sillón, justo el mueble donde ella había dejado a su hijo mayor viendo televisión. Por eso una travesura no se descartaba como causa del incendio. El problema de la joven ayer era dónde pasar la noche con sus hijos.

