Los disparos fueron lanzados a muy poca distancia y pudieron terminar en una doble tragedia, definitivamente. Sin embargo ayer, por fortuna, uno de los proyectiles le atravesó el brazo derecho a un policía y otro se incrustó en la mano del mismo costado de su compañero. Y los dos que perforaron el tanque de combustible de la moto oficial, una Honda Falcon 400cc., de milagro no provocaron una explosión mientras uno de ellos yacía aprisionado por el rodado en el piso. Las víctimas fueron los agentes Alfredo Alarcón (41 años, 18 en la fuerza) y Sergio Correa (28 años, 3 de antigüedad), ambos con destino en la Base Motorizada V, en Chimbas. Y fueron atacados alrededor de las 22.30 por uno de los dos sujetos en moto que perseguían para identificar, en una oscura zona de la avenida Costanera, en Chimbas, unos 250 metros al Este del monumento a Perón.
El mismo Alarcón contó a este diario cómo fue el ataque y cómo alcanzó a disparar con su brazo herido hasta darle (eso supone) al delincuente que abrió fuego contra ellos, provocando que "trastabillara" y soltara un revólver calibre 32 (con cuatro vainas servidas y dos cartuchos) antes de huir con su cómplice.
Según Alarcón, a la hora del hecho hacían controles de rutina en Salta, al Sur de Centenario, Chimbas, cuando resolvieron perseguir a dos sujetos en moto y con ropa oscura, que al verlos pegaron la vuelta por Salta y enfilaron a la Costanera. La consigna de Alarcón fue mantenerse a distancia hasta llegar a la zona iluminada para requisarlos, pero los delincuentes echaron por tierra esos planes y se pararon solos a un costado, donde no había iluminación. Allí, el que iba atrás dio un salto y se quedó mirando a los policías. Alarcón se quedó mirándolo también, pero cuando le quitó la vista sintió el grito de Correa, los estruendos y una llamativa ausencia de fuerza en su brazo derecho que le impidió levantar el arma para disparar de frente. Levantándose, explicó, se tomó el brazo con la otra mano y ahí disparó al sujeto, al que vio "trastabillar" y a dejar caer algo, el revólver.
"La verdad es que cuando me bajaba de la moto le quité la vista y ahí nos empezó a tirar, fue todo muy rápido en la oscuridad y no le vi el arma. Esos tipos están muy locos, nos tiraron a matar, menos mal que después de todo estamos bien", dijo ayer Alarcón.

