Todavía no había amanecido cuando Maximiliano, un recolector de basura de Villa Caraza, en Lanús, encontró a un bebé abandonado adentro de una bolsa. Fue alrededor de las cinco de la mañana del martes: escuchó un ruido que le llamó la atención, notó que provenía de los residuos y vio al recién nacido. Los vecinos se organizaron rápidamente para atenderlo y lo llevaron al hospital, adonde llegó con un cuadro de hipotermia, pero fuera de peligro.

Mientras un compañero viajaba en el camión de la basura, Maximiliano hacía la recorrida a pie para levantar las bolsas. Entre las que cargaba, sintió que “había algo”. “Cuando me di cuenta de que había un sonido, la apoyé en el piso y vi que algo se movía, respiraba”, contó el hombre. “La abrí y automáticamente el bebé empezó a gritar”, agregó en diálogo con eltrece.

Impactado, fue a pedirle ayuda a un vecino con el que tiene buena relación, quien a su vez llamó a Laura, otra mujer de la cuadra. El bebé estaba “helado” y no paraba de llorar. Entre varios, lo llevaron a una casa y lo atendieron.

“Le empezamos a sacar toda la basura que tenía encima y lo pusimos sobre una manta”, explicó Laura. Dijo que, cuando abrieron la bolsa para ponerlo sobre sábanas limpias “cayó una tijera que estaba pegada al cordón umbilical, que estaba blanco”. “No podíamos creerlo”, expresó.

Mientras tanto, varios vecinos llamaron al 911, pero como la ambulancia tardaba mucho en llegar, decidieron llevarlo por su cuenta hasta la sala sanitaria del barrio. Desde ahí, lo trasladaron hasta el Hospital Evita. “Los médicos no podían hacer nada para que parara de llorar. Cuando me lo puse en el pecho, se calmó”, contó Laura.

“Cuando lo tuve que entregar en el hospital me puse a llorar porque no podía creer lo que estaba pasando. Quería saber de él. Le pedí a Dios que saliera adelante”, agregó la mujer, conmovida por lo que vivió. Los vecinos lo llamaron “Tomasito”. Supieron que pesó 2 kilos y medio y que ahora “está bien”, pero no pudieron volver a verlo por protocolos relacionados con la pandemia de coronavirus.

Laura contó que ella propuso ese nombre porque el recién nacido le recordó a su sobrino, que murió a los dos años a causa de un cáncer terminal. “Luchó hasta el último día, fue un guerrero. Este bebé también: dio todo desde el principio, aferrándose a la vida”, afirmó, al tiempo que remarcó que recibió “los primeros mimos y el amor de parte de sus vecinos”.

En estos dos días, la gente del barrio recibió una gran cantidad de donaciones después de publicar la historia en Facebook. Por ahora, no pudieron dárselas a “Tomasito”. Laura y su esposo dijeron que les gustaría tener la guarda provisoria del bebé hasta que encuentre una familia que “le de todo el amor que se merece en la vida”.