El juez de Garantías, Juan Gabriel Meglioli, absolvió ayer por el beneficio de la duda al sargento de Gendarmería de 37 años, que estaba sospechado de cometer graves ultrajes sexuales contra su propia hija, cuando tenía 3 años. El efectivo nunca estuvo detenido porque siempre había colaborado con la investigación y hasta él mismo recomendó a su expareja que hiciera la denuncia (se concretó el 20 de mayo del año pasado) cuando la mujer sospechó.

El fallo del magistrado pareció representar una adhesión al argumento del defensor Claudio Vera, quien había pedido la absolución de su cliente luego de cuestionar el informe psicológico sobre el relato de la nena, por 'no ser contundente'.

Durante el juicio, hubo varias pruebas que parecieron sembrar la duda, como el hecho de que la nena dijera que su padre le había 'chupado' sus partes íntimas, pero también su mamá. Además, sorprendió el lenguaje 'sexualizado y adultizado' de la nena y el hecho de que su madre dijera que tenía el máximo cuidado con su hija porque ella había sufrido situaciones de abuso cuando era niña, indicaron fuentes judiciales. La exposición de la niña a situaciones sexuales (¿había visto a sus padres?), que dijera que extrañaba a su papá porque la cuidaba, parecieron elementos claves que llevaron al magistrado a no tener la certeza que se necesita para condenar a un imputado.

Para el fiscal Duilio Ejarque, en cambio, las pruebas sí habían demostrado la culpabilidad del gendarme y por eso insistió en su pedido de que sea condenado a 10 años. Ahora, podrá pedir la revisión de la sentencia.