Fue una tía la que, con intuición de madre, sospechó que algo no andaba bien en la casa de su hermana. Dos datos le clavaron esa espina: el hecho de que su sobrina de 12 años le dijera que estaba triste porque cada vez que su mamá partía de Valle Fértil hacia la capital sanjuanina a llevar al médico a su hermanito enfermo, su padrastro la obligaba a cargar con todas las tareas domésticas. El otro dato, más esclarecedor, fue el comentario de otro hermano menor de la nena; ese niño le dijo que en esas ocasiones, por las noches, escuchaba llorar a su hermanita porque su padrastro la llevaba a dormir con él. Cuando esa tía le contó eso a una médica, de inmediato se motorizó una averiguación con asistentes sociales que, en primer lugar, derivó en la quita de la guarda de esos dos chicos al sospechoso y su pareja. Fue durante esa separación que la nena, por teléfono, le contó a su mamá lo que su padrastro le hacía, revelándole también que antes no le había dicho nada porque no quería verla sufrir, como la vez que se había separado de su papá. Sabedor de esta circunstancia, el sujeto no apeló a amenazas de muerte ni usó armas; consiguió el silencio de la víctima diciéndole sólo que si decía algo se iba de la casa. Entonces la mujer comprendió por qué él le dijo que estaba triste porque les habían sacado los niños y que tenía ganas de matarse.

Todo eso lo contó la mujer en el ANIVI el 23 de abril del año pasado. Y al otro día su hija, visiblemente nerviosa e incómoda, relató ya con más detalles ante una psicóloga, las traumáticas experiencias sexuales que había sufrido con su padrastro (tiene 29 años y no se lo menciona para preservar a los menores) "muchas veces" desde los 11 hasta los 12 años, cuando su madre viajaba por el tratamiento de su hermanito.

Cuando el changarín fue detenido y le tocó defenderse con una versión de los hechos, optó por no decir nada y siguió detenido, pues las pruebas lo complicaban: el relato de la menor fue valorado por la psicóloga como compatible con el de un chico abusado sexualmente, y el médico elevó un informe con las lesiones que habían encontrado en las partes íntimas de la nena.

Por eso fue que ayer, ante el juez Martín Heredia Zaldo (Sala I, Cámara Penal), ratificó que el acuerdo de juicio abreviado que alcanzó con la fiscal Marcela Torres a través de su defensor Juan Carlos González Riutort. En ese pacto, admitió su autoría delictiva y también su intención de cumplir una condena de 11 años y 6 meses de cárcel.

Si acepta el acuerdo, el juez no podrá aplicar un castigo mayor.