Primero se abstuvo de declarar. Después declaró, pero negó por completo los abusos sexuales y ni que decir del haber embarazado a su hijastra adolescente, la cual tuvo una nena. Ahora que llegó el juicio no sólo que cambió su postura, sino que está dispuesto a reconocer su autoría y hasta acepta purgar una pena de 7 años y 10 meses de prisión por aquel aberrante caso denunciado en Jáchal en 2011. Ayer firmó el acuerdo para realizar el juicio abreviado y el lunes podría ratificarlo para que el juez finalmente dé su veredicto.
El futuro de este jachallero de 66 años (no se da su nombre para preservar a la víctima) depende ahora del juez de Juan Carlos Caballero Vidal, miembro de la Sala I de la Cámara Penal, quien lo debe juzgar por el delito de corrupción de menores agravado por su condición de guardador. Sucede que la jovencita es hija de su expareja, hoy fallecida. La familia vivía en un poblado del departamento norteño.
Las primeras sospechas sobre el caso surgieron el 23 de septiembre de 2011 cuando la adolescente fue llevada por su hermana al hospital. Al detectar su embarazo, ella misma contó al personal médico que su padrastro la sometía sexualmente cada vez que su madre salía o se ausentaba para irse a la ciudad. La chica dio a luz el 27 de diciembre de 2011 y recién ahí se hizo la denuncia desde el propio hospital.
La investigación llevó un tiempo y a medidos del 2013 detuvieron al padrastro de la jovencita. Hay un informe que acreditaría que ese bebé es su hijo, explicó una fuente judicial. Durante la instrucción de la causa, el hombre declaró una sola vez pero fue para negar los abusos.
Ayer estaba previsto que empezara el juicio. Sin embargo, a través del abogado Leonardo Villalba firmó un acuerdo con el fiscal Gustavo Manini para abreviar el juicio y, a cambio de aceptar su responsabilidad, recibir una pena no mayor a 7 años y 10 meses de prisión. El lunes se sabrá si el acuerdo se ratifica o no.
