Un análisis reveló que Gabriela Nuñez (28) había consumido marihuana. Otro realizado en su actual pareja, Marcelo Roca (20), arrojó consumo de cocaína y marihuana. La víctima mortal, Gonzalo Martínez (25), tenía en su riñonera algunos gramos de marihuana y un testigo señaló que se armaba un cigarro de esa droga poco antes de que su ex, Nuñez, le diera un certero ladrillazo en el costado izquierdo de la nuca y lo matara (el golpe desató una hemorragia letal) el pasado sábado sobre las 8,20 en el Lote Hogar 12, en Pocito. Según fuentes judiciales, al drama confirmado del consumo de drogas entre los principales implicados en ese homicidio ocurrido en la vereda de la casa de esa joven madre de cuatro chicos (tres son hijos del fallecido), se sumó otro dato no menos preocupante, la violencia, que ayer instaló dos versiones. La que planteó el fiscal de la UFI de Delitos Especiales, Francisco Micheltorena, pues según una encuesta ambiental, la acusada era hostil con sus vecinos, quienes señalaron que en su casa armaba juntaderas y que se relacionaba con otros grupos violentos que no dudaban en ponerse a su favor para atacar a pedradas a esos vecinos.

La otra versión sobre la existencia de violencia, física y también sexual, fue el eje defensivo de Gabriela Nuñez ante el juez de garantías Andrés Abelín: "Con él siempre era lo mismo, amenazas, golpes, abusos, ya me tenía cansada... yo no tenía que estar con nadie más que con él (...) yo le largué el ladrillo pero no sabía que le iba a pegar, quería que me dejara tranquila, nada más", declaró, secándose las lágrimas.

Luego, su defensora, María Noriega, aseguró que su clienta mató en un contexto de emoción violenta (pérdida transitoria de la comprensión). Y pidió su excarcelación o, en todo caso, la prisión domiciliaria.

Pero no tuvo éxito. El juez adhirió al planteo del fiscal y del abogado de la parte querellante, Gustavo de la Fuente, y mandó a la joven al Penal de Chimbas por 4 meses con prisión preventiva.

Para Fiscalía y parte querellante, Nuñez cometió un homicidio con dos agravantes: la relación de pareja que habían tenido y la alevosía, porque estaba indefenso cuando lo atacaron.

Martínez había llegado sobre las 5 de la mañana a la casa de su ex y, enfurecido, atacó a golpes e hirió con una botella rota a la actual pareja de ella, que huyó de la casa con otro amigo que dormía en esa vivienda. Sobre las 8, subía a un remís para irse cuando ella lo llamó para que se llevara su campera, pero fue ahí que otra vez discutieron y cuando él volvía al auto, recibió un golpe con un trozo de ladrillo que lo llevó a dar dos pasos y caer para nunca más levantarse.