Contradicción. Al momento de ratificar sus denuncias ante el juez Pablo Flores, Liliana Loyola dijo que quien la golpeó y al otro día le dio un tiro no fue su marido sino dos sujetos que intentaron robarle la moto.


Que el matrimonio con su marido siempre fue tóxico. Que él es muy buscado por la policías provincial y federal porque vende droga y roba. Que la obligó siempre a hacer cosas que no quería, como trasladar estupefacientes, robar o visitar en la cárcel presos que no conocía. Que si se negaba a hacerlo era golpeada y que hasta un tiro le dio en la pierna derecha, pero eso nunca lo denunció. Todo eso consta en una de las dos denuncias que Liliana Loyola (43) realizó el 15 y el 16 de abril pasados contra su esposo, el chileno Alejandro Darío Alcayaga Morales (36) en las que refirió haber sido atacada por él a trompadas, patadas, amenazas y lesionada con un cuchillo en su casa de la Villa Unión, Chimbas. Y otra, al día siguiente, en la que lo señaló como autor de un tiro que le atravesó el tobillo derecho ("por haberlo denunciado", declaró) para luego huir en su camioneta, acompañado por su hermano Franco Alcayaga Morales. En ambas denuncias mencionó que la relación habían empeorado también porque su marido le era infiel con una mujer de Caucete.

Por todo eso los hermanos Alcayaga fueron buscados y detenidos. Pero a la hora de resolver el caso, el juez Pablo Flores (Segundo Juzgado de Instrucción) se topó con la abierta contradicción de la mujer. Loyola dijo que en realidad, el 15 de abril la habían atacado dos sujetos altos, morochos y delgados que quisieron robarle la moto, tal como le había anticipado una vecina. Y que esos mismos sujetos le dieron el tiro al día siguiente, también cuando llegaba a su casa en el mismo rodado.

Para entonces el juez había evaluado también que la mujer había cometido otras contradicciones, sobre la hora en que ocurrieron esos hechos y lo que le había dicho a su hija, presente aunque no vio nada el día que fue baleada.

A su turno, los hermanos Alcayaga negaron haber sido parte en ambos hechos y mencionaron haber estado en Caucete el día en que la mujer fue baleada.

Ante la duda, el juez resolvió que ambos debían quedar libres por falta de pruebas, aunque en su resolución aclaró que la investigación aún no está cerrada y prohibió expresamente a ambos acercarse a Loyola a menos de 800 metros, o contactarla a través de alguien, por teléfono y por las redes sociales, dijeron fuentes judiciales.

"Respetamos la investigación y aportamos pruebas para demostrar que los hermanos Alcayaga eran ajenos a todo lo denunciado. Hubo duda y el señor juez tomó la decisión más acertada, pero confiamos en que serán desligados totalmente", dijo César Jofré, defensor de los Alcayaga.