Que tenía contacto con el secretario del IPV (Instituto Provincial de la Vivienda). En otros casos directamente se decía amigo del interventor de ese organismo. Pero en general aseguraba ser empleado o inspector en esa oficina pública, en la que le habían encargado buscar gente que pudiera pagar una cuota por una casa, porque estaba en marcha un plan para desalojar a todos lo que no tenían sus pagos mensuales al día. Así, por una suma inicial, se podía acceder a una vivienda como titular. Con esa ingeniosa modalidad, el mendocino Francisco Mario Quatrochi (65) estafó a unas 14 familias, 6 de las cuales eran parientes o conocidos de su pareja, una mujer de Calingasta que también cayó en el engaño hasta que se dio cuenta de que las cosas no iban bien cuando Quatrochi se fue de su casa y entonces ella llamó a quienes habían entregado dinero a ese sujeto para que lo denuncien. Según la investigación, entre fines de septiembre y principios de noviembre de 2020, este hombre que dice haber nacido en Maipú, Mendoza, ser maestro mayor de obras y electricista matriculado, se alzó con más de $1.000.000. El 6 de noviembre de aquel año se fue del Loteo Díaz, Chimbas, con una deuda de $175.000 de alquiler, pero cuatro días después la policía lo encontró en el hotel donde se había alojado y en el que secuestraron un costoso teléfono de la marca iPhone.

Ayer, Quatrochi ratificó ante el juez Miguel Angel Dávila Saffe (Sala I, Cámara Penal) que registraba antecedentes por el mismo delito, estafa, pero en Mendoza y hace 17 años. Y ratificó que ahora está dispuesto a cumplir una pena de 1 año y 4 meses por el delito de estafas reiteradas, tal como acordó con la fiscal Marcela Torres por medio de su abogada Viviana Belén para finiquitar su caso en un juicio abreviado a cambio de una rebaja de pena y no enfrentar un juicio ordinario, con el necesario desfile de testigos.

Grandes dolores de cabeza y amargos disgustos provocó aquella vez Quatrochi a entusiasmadas personas que soñaban con un techo propio y que jamás repararon en el engaño. Sólo uno de ellos le pidió un recibo al acusado por el dinero que entregó. Otros pudieron constatar que la casa que les ofrecían no existía con la numeración que les había dado, pero entonces fue tarde.

El magistrado decidirá ahora si acepta el acuerdo de juicio abreviado. Si lo homologa, no podrá aplicar al mendocino un castigo más grave.