Al final, el juez Guillermo Adárvez (Tercer Juzgado de Instrucción) dio por acreditada la denuncia por abuso sexual simple (manoseos) que en abril de 2012 puso una joven comisario deportivo mendocina contra Mario Salas, vicepresidente de la Federación Argentina de Pista y Ruta y miembro de la Unión Ciclista Internacional, dijeron fuentes judiciales. El hecho ocurrió en un hotel de Capital el 13 de abril de 2012, cuando Salas invitó a esa joven a participar como colaboradora, con la única condición de compartieran la habitación de un céntrico hotel de Capital. Por esa versión y el informe del psicólogo de que Agüero no mentía, fue que el magistrado procesó sin prisión preventiva a Salas y trabó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de 50.000, dijeron ayer fuentes judiciales.

‘La querella aportó pruebas fundamentales, más allá de las producidas por la Instrucción, de que mi clienta no fabulaba. Ella no tenía ninguna intención de perjudicar a este dirigente y con la denuncia solo se limitó a defender su dignidad’, dijo ayer Fernando Bonomo, abogado de la denunciante, Gisel Agüero (25) oriunda de Lavalle, comisario regional de ciclismo y empleada en la Secretaría de Deportes del Gobierno de Mendoza.

Todo pasó en la madrugada del 13 de abril pasado. Para entonces, Salas y Agüero llevaban 6 años de conocidos, con reuniones familiares incluidas. Por eso fue que la joven no dudó cuando Salas le propuso participar en los controles antidopaje de las categorías Sub 23 y elite del Campeonato Argentino de Ruta desarrollado en San Juan en ese año.

La única dificultad fue que debían compartir la misma habitación del hotel, con camas separadas. Según la denuncia, el mismo Salas intentó tranquilizar a la chica diciéndole que no pasaría nada y que la respetaría por la amistad de años que tenían. Pero luego de que ella se bañó, comenzó a llamarla desde su cama y ella fue, pensando que tenía algún problema por el tono de su voz.

Sin embargo en ese momento el dirigente -consta en la denuncia- le pidió que se acostara con él. E insistió en la habitación de ella y ya sin calzoncillo, diciéndole que eran ‘solo cinco minutos, un favor de amigos. Que sólo quería sentirla de cucharita’, mientras manoseaba sus zonas íntimas.

Salas siempre sostuvo que ella mentía. Y ahora tendrá la posibilidad, a través de su defensor, Ricardo Moine, de apelar ante un tribunal superior.