Gran dolor. Cuando el juez ordenó exhumar el cuerpo de Carlos Varela, la viuda Gabriela Cortez (centro) debió ir a la morgue para reconocerlo.

 

El caso del técnico geólogo, cuyo cuerpo fue exhumado porque su hermano desconfió de su cuñada y creía que lo habían matado, será archivado, dijeron fuentes judiciales. Todo indica que esa decisión tomará el juez Martín Heredia Zaldo porque la autopsia ya había revelado que Carlos Miguel Varela (44) no fue víctima de una muerte violenta (no tenía huesos rotos ni heridas de armas blancas o de fuego) y porque a esa primera conclusión de los médicos se sumó otra con igual peso: los análisis en sus restos orgánicos tampoco revelaron la presencia de algún veneno o tóxico que hubiera servido para terminar con sus días, precisaron los voceros.

El caso fue denunciado el 11 de octubre pasado por el médico Ariel Varela, hermano de la víctima quien había fallecido 10 días antes. Y levantó tal revuelo que más de uno no dudó en comparar el caso con el de la socióloga María Marta García Belsunce, a quien se creía muerta en la ducha por accidente cuando en realidad la habían liquidado de cinco balazos.

Aquella vez, Varela habló de que su cuñada, Gabriela Cortez, le había dado versiones contradictorias sobre las circunstancias de la muerte, de la pésima relación que había entre ambas familias, de un posible rito umbanda en la ceremonia del velorio. De que su hermano no sufría diabetes y nunca lo operaron del corazón. Y de un sospechoso hematoma en la nuca.

Entonces el juez Heredia Zaldo y la fiscal Ana Lía Larrea coincidieron en que había que exhumar el cuerpo para sacarse las dudas. Y la viuda tuvo la dolorosa misión de ir hasta la morgue para reconocer el cuerpo de su difunta pareja.

 

Ahora, la viuda podrá demandar para pedir una reparación económica por los daños y perjuicios que le causaron.

Luego, a través de su prima abogada, María Noriega, aportó la historia clínica sobre la presencia de diabetes en su pareja y la intervención al corazón (la autopsia lo corroboró). Dijo que en el velorio hubo una danza árabe y no un rito umbanda, y ante el juez detalló cómo había muerto.

Con todas las pruebas que desechan el crimen, es casi seguro que el magistrado ordene el archivo del caso. Pero no todo pasará al olvido: la viuda aún puede pedir en la justicia civil una reparación económica por los daños y perjuicios que le causaron.