Marcela Robledo (41) tuvo el presentimiento. Le parecieron sospechosas esas tres chicas con una mochila que golpeaban a la puerta de su tienda. Lo pensó, pero el aspecto de la mochila (parecía cargada) y los rostros de esas jovencitas, la hicieron bajar la guardia. Eran casi las 11 cuando una de ellas le preguntó por la ropa de la vidriera y hasta se metió con un enterito al probador. ‘Parece que se lo va a llevar, vení, mostrá como te queda’, incitó su compañera. Entonces se produciría un violento quiebre: la chica del probador salió, pero sacó un revólver, se lo puso en la nuca a Marcela y, a los golpes, la llevaron hasta el probador. ‘Colaborá si no te matamos, no es joda, te doy un tiro’, le advirtió. Tan aceitado estaba el plan, que incluso la delincuente que quedó afuera, de campana, se puso a conversar con una vecina para no despertar sospechas.
El problema estaba adentro, en ese local que Marcela alquila desde hace un año en Monseñor Orzalli entre Lemos y Conector Sur, en la Villa Novoa, Rawson. Allí fue maniatada con un alambre que ya traían, amenazada con un cuchillo, otra vez golpeada y amordazada con una remera cuando les dijo que no le hicieran nada. También le taparon la cabeza y ataron sus pies con una percha metálica.
Casi 10 minutos después, cuando tenían varios bultos cargados con la ropa que Marcela compró la semana pasada con plata prestada, hubo otro momento angustiante: llegó la mayor de sus hijas y ahí una ladrona efectuó dos disparos al local, antes de huir en una moto 110cc con sus cómplices y el botín.
‘Siempre nos robaron, en la calle, en mi casa, incluso a mi hija le quebraron un dedo, pero nunca me pasó algo así. Esas chicas estaban como locas, yo podría haber hecho algo pero ¿qué hacen mis hijas sin mi? Yo hice de todo para criar a mis hijas desde chiquitas cuando me abandonó mi marido. Trato de vivir dignamente, sin pedir ayuda al Gobierno. Pero así es difícil seguir, ahora me llevaron como $20.000 y el celular y para mi es una gran pérdida’, dijo la mujer.

