La foto de tapa de DIARIO DE CUYO del 16 de enero de 1999

En todo 1998 se registraron 85 asaltos en el país en los que se llevaron $4.300.000 y un año después, en tan solo minutos, 5 ladrones robaron más de la mitad de ese dinero en el histórico y denominado “Robo del Siglo” al Banco Galicia de San Juan, que le dio a la provincia el récord negativo de ser la única donde hasta ese momento se había llevado un golpe de tal magnitud.

Hablar de $2.600.000 en estas épocas, con la tremenda devaluación que existe, quizás no es tan exagerado, pero hace 20 años cuando un peso era equivalente a un dólar, la suma tomaba un mayor peso y se volvía mucho más significativa.

Todo ocurrió el 15 de enero del ’99, en esa calurosa siesta de verano y cuando ya no había un alma en el microcentro capitalino. Un grupo comando, por demás especializado en este tipo de hechos, esperó que se cerraran las puertas a los clientes, que el camión de Juncadella depositara el dinero y también que se abriera la bóveda, para luego ingresar a la sucursal del Banco Galicia ubicada en la esquina de General Acha y Rivadavia, en una de las entradas de la Peatonal.

A cara descubierta y con grandes armas, tipo escopetas Itaka, ametralladoras o fusiles FAL, primero se dirigieron hasta las cajas donde los empleados realizaban el arqueo diario, tomaron de rehén a un empleado y redujeron a un policía que hacía adicionales. Luego se dirigieron hasta la bóveda. Tras algunos minutos, sin mediar demasiadas palabras y sin ejecutar un solo disparo, los 5 delincuentes sacaron el dinero, se llevaron la cinta del sistema de monitoreo de vigilancia y huyeron inmediatamente en un vehículo.

Los delincuentes tenían todo estudiado, conocían todos los movimientos del banco. Sabían el lugar en el que se encontraba la plata, en ese momento no hubo nadie monitoreando las cámaras y encima un empleado activó la alarma que sonó en el Comando Radioeléctrico de Mendoza, que terminó dando aviso a San Juan.

El atracó generó tensión en el lugar y también entre los familiares de los empleados del banco, que, al no tener novedades sobre ellos (en esa época existían muy pocos celulares), fueron directamente hasta la sucursal. Allí se encontraron con impresionante despliegue policial y el temor se adueñó de sus cuerpos. La policía les explicó lo que había ocurrido y les llevó tranquilidad, hasta que finalmente pudieron hablar con sus seres queridos, ya sea directamente o a través de las vidrieras, para constatar que ninguno estaba herido.

Los trabajadores del Banco Galicia revelaron en ese momento a los uniformados que, por las pocas palabras que emitieron los delincuentes, les dio la impresión que no eran sanjuaninos. Además, contaron que eran personas jóvenes y una de ellas alta y con barba tipo candado sin bigote. En aquel momento, el secretario de Seguridad Oscar Bernard y el subjefe de Policía Héctor Benítez, brindaron una conferencia de prensa en la que explicaron que un helicóptero vigilaba las rutas y que ya habían hecho un operativo cerrojo para blindar todos los puestos limítrofes de la provincia, con el objetivo de que los sospechosos no abandonen San Juan en caso de haya sido el objetivo.

Una de las empleadas que declaró ante la Policía

Días después, se conoció que la Policía de San Juan había sido avisada sobre el asalto. Aparentemente, desde el Ministerio del Interior de la Nación informaron en diciembre del ’98 a las autoridades de la fuerza provincial que por aquellos días de enero iba a registrarse importante en algún banco. Los bancos también manejaban ese dato y habían pedido incrementar la seguridad en cada sucursal, algo que ocurrió pero en horas de la mañana cuando había un mayor flujo de gente y no en la siesta, donde nadie pensó que podía concretarse tremendo golpe. Por la hora en que fue y porque los delincuentes actuaron con total normalidad, los investigadores sospecharon sobre una colaboración interna hacia los protagonistas.

Identikit de dos de los asaltantes

En octubre de ese año, tras largas investigaciones, detuvieron al expolicía que era guardia del banco, Gabriel Ignacio Olivares, quien había sido el nexo de los delincuentes en San Juan y también cayó su hermano. En el 2001 comenzó el juicio y Olivares recibió 7 años de prisión, mientras que cuatro años después se conoció la noticia de otro procesado, luego de que la causa tomara un envión a raíz de que un fiscal pidiera juicio para un tercer acusado. En el 2006, el único hombre que estaba preso por el millonario asalto quedó libre porque pasaron dos años sin ser sentenciado y así la triste historia que llevó a San Juan a tener por entonces un triste récord, se encaminó a la prescripción sin haber caído ninguno de los cinco ladrones especializados.