Fueron las propias contradicciones de Antonio David Pelaytay (47) las que lo pusieron en los calabozos de la seccional 7ma. el sábado en la noche, como principal y único sospechoso de haber matado de un tiro en la cabeza a Susana María Pérez (53), la mujer con la que convivió al menos 7 años en una casa de la avenida Joaquín Uñac (más conocida como Mendoza) metros al Norte del cruce con Calle 10, en Pocito. Según fuentes de la investigación, apenas la mujer recibió el disparo, su pareja fue al hospital de Pocito a pedir ayuda y a los enfermeros les dijo que ella misma se había autolesionado en el cuello. Cuando llegaron, se toparon con la víctima en un charco de sangre, pero aún con vida y con una herida en al parte superior de la cabeza. "Qué te hicieron, que te hicieron", le habrían escuchado decir también a Pelaytay, que tenía su remera con manchas de sangre. Esas inconsistencias en su relato, fueron los primeros síntomas de que las cosas no parecían ser lo que decía Pelaytay. Por eso cuando cargaron en la ambulancia y partieron, llamaron a la Policía. Y fueron los uniformados lo que terminaron por llevarse preso a ese sujeto, cuando llegaron y toparon con un desorden que -dijeron- no estaba cuando llegaron los enfermeros, incluida una puerta rota en el fondo, el lugar por el cual ambos solían entrar a la vivienda.

El hecho ocurrió alrededor de las 20 del sábado y la mujer dejó de existir minutos después de las 22. La muerte de Susana Pérez (oriunda de Mendoza, madre de dos hijas) conmocionó a sus vecinos, quienes tenían opiniones muy opuestas de Pelaytay y su pareja. A ella la recuerdan como "buena persona, trabajadora". A él como un sujeto violento con ella, acostumbrado a maltratarla y hasta golpearla.

"Una vez agredió a la madre de ella y desde entonces la familia de ella le hizo la cruz y no volvió a tener contacto. Como todo violento, la tenía aislada y si no hacía las cosas cuando él pedía la insultaba y la humillaba", contó un vecino a este diario.

Ambos tenían un kiosco en la casa y los veían salir casi todos los días a las 5: él a vender café en el hospital. Ella a vender pan y semitas.

La investigación del caso es dirigida por el fiscal Francisco Micheltorena y los ayudantes fiscales Adrián Elizondo, César Recio y Facundo Romero (UFI de Delitos Especiales). Cuando se supo del deceso, allanaron el lugar y encontraron debajo de unos muebles una escopeta de fabricación casera ("tumbera") que -suponen- es el arma homicida.

Ayer realizaron una inspección a fondo del lugar y a recolectar más evidencia. Si se confirman las sospechas contra Pelaytay, se encamina a recibir perpetua.