Un hombre que durante 9 años trabajó como chofer en Casa de Gobierno, murió ayer a causa de uno de los tres balazos que, sin mediar palabra, le lanzó por la ventana su propio vecino, dijeron fuentes policiales. Horacio Tenorio (38 años) estaba sentado junto a la ventana compartiendo una reunión con su compadre Manuel Castro y su esposa Marcela López, cuando ocurrió el ataque tras una discusión por problemas entre los niños de ambas familias.

Todo pasó alrededor de las 16 de ayer. A esa hora, Tenorio y el principal y único sospechoso, Roberto Cornejo, alias "Llorón" o "Porteño" (anoche prófugo) se trenzaron en una discusión que se inició por un conflicto entre los niños y pareció terminar cuando Tenorio metió a sus chicos a la casa, la 10 de la manzana I del barrio Franklin Rawson, en Rawson.

Momentos después, sin embargo, el vecino apareció por la ventana. La principal versión es que a través de las rejas y las cortinas entreabiertas, empezó a gatillar y disparar. En total, en las cortinas quedaron las marcas de ahumamiento de tres impactos, uno de los cuales perforó por el costado izquierdo del pecho de Tenorio y salió por la zona de la cintura en el costado derecho, precisaron las fuentes.

Tenorio fue trasladado al hospital Guillermo Rawson, donde fue sometido a una operación de urgencia para intentar salvarlo. Sin embargo, tan grave fue el daño interno y la hemorragia que provocó uno de los tres proyectiles calibre 38 que le lanzaron -según la policía- que uno de los médicos le adelantó a su hermano Hugo (también chofer en casa de Gobierno) que sus chances de sobrevivir eran muy pocas. Y así fue: Tenorio falleció alrededor de las 18.30.

La víctima era padre de cuatro hijos de entre 12 y 5 años y últimamente se desempeñaba como chofer en la Dirección de Tránsito, explicaron ayer sus dolidos familiares.

El supuesto homicida registra antecedentes (habría estado preso en la cárcel de Chimbas) y anoche era intensamente buscado por varias áreas de la policía (varios se quejaron de la falta de personal), aunque al cierre de esta edición tres allanamientos para dar con su paradero habían sido frustrados.

Si bien la familia de la víctima asegura que todo pasó por un problema entre los chicos, en la policía aseguran que entre víctima y victimario habían algunas viejas diferencias que, de todos modos, nunca habían tenido consecuencias tan insospechadas como las que terminaron con los días de Tenorio.