Ni siquiera enfrentó a los delincuentes. Eduardo Oyola sólo alcanzó a decir: ‘pará, ahora te lo doy’, en referencia al celular que querían robarle. Sin embargo, uno de los ladrones no tuvo contemplación y le disparó a quemarropas a pesar de que el trabajador les tiró el aparato para que se lo llevaran.
Dentro de todo el drama, Eduardo Oyola (39) tuvo una cuota de suerte porque el balazo no llegó a dañarle en los huesos o los tendones de la pierna izquierda. El hombre tuvo que ser asistido el jueves a la noche en el Hospital Guillermo Rawson, donde detectaron que el proyectil de ese revólver había quedado alojado centímetros arriba de su rodilla.
Él es un humilde trabajador de Chimbas que fabrica grasa en su casa y a veces hace trabajos de albañilería. Según contó, el jueves a las 22.30 dejó a su esposa y su hijo en su casa, en inmediaciones de la Av Benavidez y calle Colón, y salió en su bicicleta para ir hasta el domicilio de su socio en cercanías de la misma avenida y calle Chacabuco.
Oyola había hecho muchas veces ese recorrido, pero nunca imaginó que antes de llegar a la calle Chacabuco lo esperaban dos delincuentes dispuestos a atacarlo. ‘Justo iba hablando por teléfono arriba de la bicicleta y me salieron del refugio de la parada del colectivo. Eran dos jóvenes que se pusieron a la par y me gritaron: dame el celular o te cag… a tiros. Les dije: pará, ahora te lo doy. Y me frené, pero ahí me largaron el tiro’, relató el trabajador, que reiteró que jamás opuso resistencia. ‘No hice nada. Yo le tiré el celular a la orilla para que se lo llevaran, pero igual me largó el tiro de frente’, agregó.
Tras el ataque, los ladrones salieron corriendo con el celular. Oyola no perdió la calma ni las fuerzas. Es más, volvió a subir a su bicicleta y pedaleó hasta el puesto policial de Santa Lucía Este para pedir ayuda. De ese lugar lo trasladaron al hospital.
