Desde octubre pasado, David Sánchez, un chofer de 42 años, no tiene un trabajo estable. No es porque no le guste trabajar ni mucho menos, sino que se debe a que el hombre debe viajar seguido con su mujer a Buenos Aires para que su hijo, de 15 años, siga un tratamiento por un grave problema de salud que lo dejó ciego: la ameba Naegleria (un parásito que suele afectar el cerebro y es mortal) llegó a sus córneas por unos lentes de contacto, haciendo el caso único en el país. A raíz de eso, el chico necesita un trasplante de córneas para recuperar su visión y los constantes viajes que deben realizar impiden que David se asiente laboralmente. Por eso, recurrió a un amigo para que le prestara su remís y el dinero que obtiene lo invierte en el tratamiento y para mantener a su familia, contó Ivana Bustos, su mujer.
Y como si la familia no tuviera problemas, ayer a la 1, el chofer sufrió un ataque que casi acabó con su vida: dos jóvenes que recogió en Capital lo llevaron a Chimbas y allí dos sujetos le dieron un tiro que atravesó su brazo izquierdo y alcanzó una arteria en su pecho, cerca del corazón. El hombre aceleró con una de las chicas aún arriba y llegó al Hospital Rawson. Allí, fue operado y la Policía detuvo a esa mujer, identificada como Carolina Córdoba (21), indicó la Policía.
Sánchez manejaba un Chevrolet Corsa de la remisera ‘Sumampa’. Bustos contó que a las 23.30 del martes, David cenó y se fue a trabajar. Cerca de Rawson y San Lorenzo, Capital, recogió a las chicas, quienes le pidieron las llevara al Bº AMPE 20 de Junio, Chimbas. ‘Al llegar, mi esposo se dio cuenta que tramaban algo porque se hacían las que no hallaban la plata. Ahí vio por el retrovisor a los tipos, aceleró y uno le disparó de al lado’, dijo Bustos.
El plomo le dañó una arteria. Pero igual huyó del lugar con una de las supuestas cómplices a bordo hasta el hospital. ‘Mi hijo, a la espera de un trasplante que le regrese la vista y ahora mi marido, en Terapia Intermedia y con problemas de movilidad en el brazo. Si la bala daba más arriba, lo mataban’, dijo Ivana, entre lágrimas.

